I. Regresiones.
In Rainbows de Radiohead nació siendo más célebre por su inédita estrategia de comercialización que por sus propias canciones. Tantos ríos de tinta ví despilfarrarse en referencias a la "patada en los huevos a las discográficas" que aquel legendario diez de octubre, bajo el hechizo de una ilusa insubordinación y la altanera temeridad de nadar contra la corriente, le escapé a la vorágine de bajarlo por nada y esperé sin apuros su lanzamiento en el viejo, anticuado y rayable formato CD, yéndoseme en el proceso la módica suma de treinta pesos.
Si tuviera que justificarme arrancaría con una confesión. Me gusta el Compact Disc. No es que sea conservador, ni nostálgico, ni amigo de las discográficas diabólicas, pero me gusta el Compact Disc y punto. Los que ahora me miran con desdén son los pobres infelices que nunca en sus vidas - igualmente infelices - supieron lo que es ansiar un álbum, esperar ardorosamente para comprarlo, buscarlo incansablemente de sucucho en sucucho como un tesoro perdido. No saben lo que es acopiar varios vueltos hasta llegar a unos mugrosos veinticinco pesos, lo que es salir en bicicleta o en colectivo a la disquería amiga más cercana, lo que es encontrarlo de pronto radiante (esa sensación de triunfo) entre los demás discos anónimos - o simplmente explorar afanosamente entre mil tapas y leer mil tracklists para elegir solo uno - lo que es volver a casa con el amado paquetito todo apretujado en el bolsillo, lo que es abrirlo (el apuro al comprobar que ese plástico de mierda no se rompe), ver la tapa con sus detalles, los colores, los títulos de las canciones, los nombres de sus autores entre paréntesis, el olor a nuevo de los libritos. Y después, quedarse escuchando hasta la medianoche, absorbiendo cada nota, sorprendiéndose con cada momento. Y despertarse al día siguiente y seguir, y seguir, y seguir dándole vueltitas al circulito ese hasta saber cantárselo de memoria, hasta que todos esos días, esas sensaciones, esos pensamientos sin lenguaje quedaran para siempre fosilizados en ese álbum particular, no como un mero recuerdo sino como un deja-vu carnal que nos rejuvenece un segundo o dos cuando, mucho tiempo después, se nos ocurre desempolvarlo. Pero todos esos infelices no saben de lo que hablo, porque nunca en sus vidas compraron un disco.
Esos infelices arrancaron directamente con el kazaa, el audiogalaxy, el emule y toda la pindonga del mp3, para atiborrarse el winamp de playlists histéricos, remixes cuadrúpedos, temas huérfanos de contexto, algunos incluso mal nombrados, con clicks, saltos y mala calidad de sonido, para escucharlos dos o tres veces antes de olvidárselos para siempre, sin saber ni el año ni el álbum, o siquiera el artista o el mismísimo título de la canción. La música, para esos infelices, no es más que un silencio adornado, un batifondo que suena mientras revisan el mail o chatean por msn o miran gratis una secuencia de sexo oral en el Windows Media.
Pero el evangelio "liberador" del mp3 fue - tampoco soy tecnofóbico - inevitable, y algunos pensamos que lo podíamos utilizar a nuestro favor para diferenciarnos tajantemente de los infelices anteriormente mencionados y, además, acceder a ciertos artistas cuyos álbumes son inhallables. Fue lo que nos terminó arrojando de lleno en una espiral de vicio y tormento. Hablo de los que hospedamos en nuestros discos rígidos más de 1500 álbumes bajados en 192kbps, de los cuales un generoso 50% no han sido escuchados jamás, y un restante 40% han sido monitoreados - apenas eso - un par de veces. Radiohead, haciendo simplemente lo que más les conviene, le hacen el juego sin querer a esa adúltera promiscuidad, a esa obscena mascarada de falsa abundancia donde las melodías se extravían en un océano de megabytes anónimos, intercambiables o, en una palabra más concreta, hartantes.
Por eso esperé. Haber bajado In Rainbows el día mismo de su "puesta a disposición" (fue, vamos a decirlo, un leak apañado) habría significado meterlo en una carpeta más entre tantas, dejarlo arrastrar por la inercia del desgano y la urgencia de tener tanto para escuchar, ponerlo a sonar frente a un monitor encendido (siempre dispuesto a ser interrumpido por el jingle de la publicidad de una página de internet, por los clicks del mouse, por los videos de YouTube). Por eso esperé. Porque quise reencontrarme, a través de In Rainbows, con esos momentos dedicados en los que solía digerir agradablemente un álbum, con el preámbulo de irlo a buscar a la disquería, escucharlo en diferentes lugares, simplemente sentado sin hacer nada más, o acostado con los ojos cerrados, dejando que las imágenes imbricadas entre las notas se cuelen en mis neuronas para construir el mundo. Ese otro mundo que tal vez vuelva la próxima vez que ponga el CD a girar. O que tal vez, solo tal vez, sea uno distinto.
II. Concreciones.
Pero entonces... ¿Valió la pena semejante ritual meticulosamente planeado? El hecho de haber abordado a In Rainbows de tan cuidada manera me impide negar que tenía una inusual expectativa al respecto, pero al mismo tiempo no puedo decir que esperara algo distinto a lo que finalmente encontré. Los que ya son discursos tópicos al respecto de In Rainbows son fundamentalmente ciertos: es una música bastante más relajada, cálida y amigable que la que veníamos siguiendo en los últimos álbumes (especialmente en los muy esquizofrénicos Amnesiac y Hail To The Thief). No hay casi nada de extraño en un disco como In Rainbows, y sí mucho de seductor. Mucho colchón de cuerdas embellecedor, mucho coro angelical, mucha secuencia de acordes efectistas.
Aún así es un disco que requiere su tiempo y sus escuchas para abarcarlo plenamente; esto pasa, se me ocurre, porque los flacos estos siguen siendo excelentes arquitectos del sonido, y aún en lo que tal vez sea su álbum más accesible se las ingenian para guardarnos unas cuantas sorpresas sin repetirse: desde la impecable percusión de Reckoner hasta los intersticios jazzeros de Jigsaw Falling Into Place o los homeopáticos toques de reggae en House Of Cards, el álbum fluye en un vasto mundo de matices expertamente manipulados. Muy, pero muy lejos del tedio anodino de, por ejemplo, un disco de Coldplay o cualquiera de esos supuestos sucesores.
Si hay que comparar In Rainbows con el resto de la obra de Radiohead (y sí, hay que hacerlo para tener qué escribir), diría que remite más que nada a Ok Computer; son esas mismas texturas, es esa misma fascinación con los detalles y las sutilezas pero con un Thom Yorke más o menos curado de la claustrofobia. Frases como aquella que inicia House Of Cards ("I don't want to be your friend, I just want to be your lover"), por ejemplo, habrían sido impensables en aquel blanquecino álbum de fin de siglo. Lo cierto es que la alquimia entre esta visión más optimista y el renovado cuidado por los detalles arroja como resultado un disco que, sin la obsesiva experimentación de otras etapas, logra una especificidad con peso propio en el catálogo de Radiohead.
Aún después de unas cuantas escuchas en diferentes contextos (incluyendo viaje nocturno en autobus y lago bajo la luna) no emerge ningún "hit" obvio. Tampoco bajones relevantes. Es un álbum parejo, muy bien secuenciado y repleto de remates lujuriosos que garantizan que nunca se ponga aburrido, aún cuando, de diez temas, siete son baladas. Los primeros segundos - pura percusión electrónica - hacen pensar enseguida en algún momento perdido de Idioteque, pero la guitarra de Greenwood entra con una pincelada inmaculada, y ahí la sintonía cambia. De hecho, con sus resabios de blues sincopado entre sábanas electrónicas, y muchas cosas interesantes pasando en el medio, 15 Step se revela como una de las canciones más memorables (y originales) de la colección.
Las dos que siguen, el caótico hard-rock de Bodysnatchers y Nude, son tal vez todo lo contrario. Nude, especialmente, orilla lo que podríamos llamar "Radiohead genérico" (y lo bautizo porque hasta ahora tal cosa parecía no existir); intentado replicar la atmósfera despojada - y a la vez lujosa - de temas como Exit Music, la balada merodea a través de una belleza demasiado calculada para su propio bien. La voz angelada de Yorke y esa letra de un pesimismo casi caricaturesco ("Don't get any big ideas / They're not gonna happen") convergen en el reciclaje de fórmulas más torpe del álbum. Aunque teniendo en cuenta que el tema fue compuesto en la misma época de Ok Computer y no ahora, hay cosas que se le perdonan.
Weird Fishes / Arpeggi logra, en cambio, reinventar el Radiohead etéreo con mucha más eficacia, gracias a un crescendo de arpegios impresionante (haciendo honor al título) y una segunda mitad fantasmal que trae inequívocas reverberaciones de Where I End And You Begin, del álbum anterior. La seguidilla interminable de baladas sigue con la ominosa All I Need, y no se interrumpe hasta la trepidante Jigsaw Falling Into Place, que apareciendo en penúltimo lugar pareciera tratar de disimular que es el tema definitivo del disco (aunque su lanzamiento como single recupera la autoestima). No suena como ninguna canción de Radiohead hecha hasta el momento; sus guitarras acústicas se intercomunican en insólitos espasmos de jazz mientras Yorke sueña una historia de conquistas sexuales a máxima velocidad. Su performance vocal, maníaca y verbosa como pocas, prácticamente hace a la canción, que se va proyectando sin concesiones hasta un clímax embriagador. En el medio quedaron la irrelevante pero bonita Faust Arp (con su punteo a lo Blackbird), el exquisito mantra de Reckoner y la hermosísima House Of Cards, que suena casi como un himno romántico de U2.
El epílogo llega con la líricamente ambigua Videotape ("You are my center when I spin away"). Entre fúnebres martilleos de piano que recuerdan a Pyramid Song, es con diferencia la mejor balada del disco y una de las mejores de Radiohead. Sus acordes irresueltos y su percusión, que ingeniosamente juega entre lo órganico y lo electrónico, revelan la mayor fortaleza de este álbum: un modo artesanal, cuidado, impecable de configurar el espacio con sonidos y melodías.
Ciertos devotos de la banda se mostrarán disconformes y se preguntarán con sospecha si acaso Radiohead no está empezando a activar el piloto automático. Es que In Rainbows, con su filtro lánguido y etéreo, tiene, es innegable, ese tufillo a banda bien establecida, a banda que no tiene más nada que probar. Lo que me pregunto, ante dichos comentarios, es qué más les podemos pedir a quienes son responsables tanto por Ok Computer como por Kid A, dos álbumes por los que cualquier banda actual tranquilamente mataría. Pretender otro "marking-time album" es ser demasiado insaciable; a estas alturas de su carrera, solo con la rúbrica de calidad esperable en Radiohead, esta vez, pareciera alcanzar. Los días para hacer historia son ya de otras bandas que seguramente existen, solo que están tardando en aparecer.
PostData: Aún en la versión de CD, la calidad de la compresión es pésima. Ponés el coso y los bajos te detonan la casa. Mi lector (que igual muy bueno no debe ser, de hecho debe ser una garompa) hasta salta si subo demasiado el volumen. Cómo odio el CD. Aguante el cassette.
13 comentarios:
Es curioso, no le pegamos a una. Donde vos ves ruido a latas (Bodysnatchers) o f�rmula f�cil (Nude) yo encuentro verdaderos motivos para decir que es un disco tremendo. O sea, ah� nada que ver. Despu�s en Wierd Fishes y Jigsaw estamos m�s que de acuerdo, y no me sorprende porque te taladr� el cerebro con esos temas durante toda tu huelga de hambre de mp3!!!
En cuanto a los infelices, s� ten�s toda la raz�n. Yo ten�a una amiga en el colegio que nunca se hab�a comprado un disco en su vida. NUNCA eh. Yo no lo pod�a creer, claro, despu�s andaba coreando las cancioncitas de Miranda...
No s� el tema de la m�sica en computadora es una bosta. Crecer es empezar a ver c�mo tus peque�os rincones de comuni�n contigo mismo y el mundo se te van convirtiendo en .pindongas Porque l� m�sica en la compu te obliga a tener sensaciones a trav�s de una pantalla, o de los dibujistos del Windows Media Player cuando van cambiando de color o de las fotos de presentaci�n que te muestran la buzarda que ten�as en Mar del Plata... nunca nada m�s profundo pero es como que ya no queda otra, no?
UFA
Ey loco! Qué pasa con los tildes!? No me estará empezando a fallar el blogger eh?
No dije que Bodysnatches sea ruido a latas. Al contrario, es un buen tema con un gran riff que se pone incluso excelente en la segunda mitad. Solo que no me parece de los mejores temas del disco (nunca me convenció del todo el lado rockero de Radiohead, aunque agradezco su cuota de variedad en discos así). Nude ES fórmula fácil, pero no dije que no me gustara.
Y sí, no queda otra. Por eso ayer me bajé como diez discos, jaja.
Posta que es un vicio.
Muy buena reseña, te felicito. En lo personal el disco también me dejo sensaciones positivas, suena mas cohesionado que HTTT (según lei en alguna entrevista, los tipos se arrepienten de no haberle quitado un par de canciones).
Respecto a lo del lado rockero de Radiohead, creo que tocaron su techo en The Bends y parte de Ok computer, de hecho Johnny Greenwood nunca volvio a tocar la guitarra tannn bien como en las giras de aquellos discos.
Por último, te recomiendo escuchar dos temazos del disco 2, go slowly y last flowers.
Saludos, hasta pronto
El disco 2 lo escuché (ejem, me lo bajé) y sí, Last Flowers es de los mejores.
puta madre! qué bien que escribís! leí estta reseña y ahora estoy perdida en medio de lugano, y si, me dan ganas de ir ya mismo hasta plaza de los virreyes, subir al premetros y buscar con la mirada todos los paisajes que describiste.
Lady: gracias por lo que decís. Como a Troy McClure, tal vez me recuerdes por un par de cosas que posteé en el blog "En el Galpón". Yo te tengo por tu blog de fotos, el cual como verás ya figura en los links recomendados.
Chino: Qué temas de Kid A ni te van ni te vienen? A mí me resulta un disco imposible de desmembrar. Treefingers suelto como que no dice mucho, pero metido donde está, se me hace irremplazable. A mí me parece un álbum más interesante y genial que In Rainbows (nunca hicieron algo tan glorioso como 'Everything In Its Right Place' ¿O me parece a mí?), aunque sí, más frío y revuelve-estómagos.
Buena tu revisión, se nota que los tiempos de DRSMUSICSTUDIO (ese nombre.. nunca explicaste de qué se trata??) están ya lejos. Pues noto que ya no puedes entender el álbum de una forma lineal sin ningún afuera que pueda entorpecerlo. La primera parte de tu revisión lo demuestra.
Sobre In Rainbows, es bien bueno leer las lecturas de otros para abrir las de uno.. Leyendo tu revisión, re escuche el disco (en mp3.. disculpame) y sí, tiene su onda.. A mi Bodysnatchers me parece un genial tema, algo apuntaste diciendo que era un hard rock, y pues concuerdo: es una manera totalmente nueva de hacer hard rock y uno como amante del rock clásico le cuesta entenderlo (sí, igual tengo algo de ortodoxo pese a todo). Sigo creyendo que estos tipejos hacen música con 10 o 15 años de adelanto, quizás In Rainbows en unos años más adelante sea más importante de lo que es hoy, hospedado en miles de discos duros sin ser apreciado realmente.
saludos fraternales socio trasandino!!
Muy bueno el artículo. Me quedo más con la primera parte, con la que hace referencia a el ritual de comprar un disco, con todos los ingredientes que mencionaste. Se ha perdido todo eso.
La parte del análisis musical no puedo decir mucho, ya que por lo general no me detengo a analizar tanto los discos, o las canciones. Pero sí debo decir que me pareció el mejor disco de Radiohead desde Ok Computer.
Saludos.
Che, buena review, te voy a linkear. Yo también sigo comprando CDs y mientras pueda hacerlo, lo haré. También compro vinilos... mi última adquisición/joya fue el Greatest Hits de Fleetwood Mac importado.
Ah! no estoy de acuerdo con lo del cassete, a no ser que hablemos de los de cromo, aunque el sonido mierdoso de ese soporte es simpático.
Kid A también tiene How to Dissapear Completely...
Kid A es un discazo. Y lo tengo en CD y MP3! Ja! Y en un compilado de Radiohead que hice una vez(la veracidad de esto ultimo puede ser puesta en duda, pero quiero que empieces a tener espasmos estomacales, Fede)
Yo entiendo a lo que apunta Fede sobre los mp3 y los hijos del kazaa y el torrent: lo fugaz y superficial que eso puede ser. Pero como el otro día le decía a Fede (no este Fede dueño del blog, sino MI Fede) es que en realidad eso depende más del usuario de la música. Si vos estás acostumbrado a pasar los temas que no te gustan de un CD cuando lo escuchas con tu cd-player, lo vas a hacer también con el mp3 y más aún: te va a ayudar a que solo te bajes "los que te gustan" Pero si el usuario siempre escucho discos completos, tambien va a escucharlos completos en mp3, ya sea con la computadora prendida o en un mp3-player. No niego que el mp3 PREDISPONGA a la gente a lo que dice Fede, pero también creo que depende el usuario.
Tranquilamente podés grabar un disco BIEN bajado en MP3 y escucharlo en el lugar que quieras, tal como si lo hubieses comprado.
Lo único que -para mi- tienen los originales, es el placer de la cajita con los colores y el librito con las canciones (o la ausencia de ellas) El Cd (fisico) de In Rainbows está bueno porque viene en cajita de cartón, con el librito y calcomanias para ponerle a una caja de plástico! BELLO.
Un beso, Fede!
Llego un poco tarde, pero bueno...
No comparto ciertas apreciaciones sobre algunos temas, pero me gusta ver análisis fundamentados, con los que uno puede toparse y no fácilmente leer y olvidar, hacen a la opinión formada e informada.
Coincido en el asunto del rito y calidad del cd. En cuanto supe que salía, abandoné mi escucha mp3 y me dí a juntar el dinero (nótese que, los editados por EMI hechos en Argentina salen también 30, igual que el importado de Xl...) y una vez que lo tuve, se ejecutó sólamente en el Technics de mi viejo (con 25 años encima y una calidad terrible... ahora no se en qué lo estas escuchando pero no creo que esté mal comprimido, suena bien acá -quizás trataron de compensar en la mezcla al deficiencia de la 'curva de frecuencia auditiva' del hombre). Y pasa lo mismo que con el mp3, el soporte, todo. Hay una predisposición para escuchar cerosyunos, clicks, ram detrás vigilando todo, etc. Lo tangible es profundo, y una cosa es un lector láser, e incluso otra es una puá tocando la superficie áspera de un lp (sensación que así nomás me da escalofríos...). Sobre Kid A y Ok... es complicado hablar de una banda que hizo esos discos, sobretodo porque ya los hicieron, fueron marcas temporales artísticas en el tiempo y aunque saquen una copia, el antecedente ya va a estar, ya va a ser remitido a "esto me suena a..." o "no es lo mismo que...".
Por otro lado, el uso que si se le puede dar al mp3 es una suerte de reemplazo de la radio -medio es lo que hago-, un random gigantezco con locutores donde muy probablemente no oigamos lo que queremos.
Seguiré leyendo.
Salutt.
Me gustó muchísimo tu post. Tanto la crítica al mp3, aunque no la comparta totalmente (debo decir, para melómanos como yo con escaso acceso a versiones en físico de los discos, es una bendición -no seré hipócrita y diré "ES CIERTO! NO ESCUCHARÉ MP3S NUNCA MAS!!!", porque obviamente seguiré haciendolo), como la crítica al álbum. Muy bien pensada, y aunque le tengo un poco más de estima al álbum que, aparentemente, tú, creo que es bastante justa. Creo que lo que más me gusta es que reconoces que es difícil que Radiohead vuelva a sacudir al mundo. Ya no están para eso.
Hola Fede. Soy Oscar (Rock-star) de ATN. WOW. Te juro que ya extrañaba leerte en un review de un disco y no esos comentarios mochos que escribes en el foro, se me olvida que la forma en la que narras cada segundo, canción, álbum, etc; de lo que escuchas me encanta.
In rainbows apenas lo estoy escuchando. Ciertamente parece por momentos reciclado de los anteriores discos de Radiohead, pero reciclar esa música -por el hecho de no ser ordinaria- hace que la banda no suene genérica. Además no todo es reciclaje. Hay algunas que no se siquiera que pinche género clavarles, Y HASTA SE DAN EL LUJO DE SER MUY BUENAS.
No cabe duda: ESTOS MUCHACHOS -ya ni tanto jaja- SIGUEN DANDO CALIDAD, (ALGO DE) VANGUARDIA Y ENDULZANDO MI OÍDO.
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