viernes, 29 de febrero de 2008

La dictadura del pitufado

Cuando era chico había dos pitufos tatuados en el vidrio de mi ventana. Sé que los puso mi vieja ahí (aunque no sé de dónde los sacó), y debo decir que resistían estoicamente el paso de los meses, más allá de alguna que otra grieta en los bordes. No eran muy grandes ni nada, solo un par de pequeños stikers (o transfers, más bien), dos pitufos azules y sonrientes. Me imagino ahora la habitación vacía cuando finalmente nos mudamos una mañana de marzo de 1993; vacía, blanca, la ventana sin cortinas, el retumbe de las voces raro y hueco, y esos dos pitufos abandonados para siempre, todavía en el cristal, tal vez como único testimonio de nuestro paso por ese recinto que jamás volví a pisar. Era como si los primeros diez años de mi vida desaparecieran bajo el último puñado de tierra esparcido en su cristiana sepultura. No obstante, cuando tenés diez años ni pensás en eso. Todo está adelante.

¿Qué hijo de la generación de los 80's no conoce a los pitufos? Es mi dibujito favorito lejos. Pero lejos. En mi mente, nada puede compararse, excepción hecha, tal vez, de los Simpsons (que ya me rompieron las pelotas, aunque inevitablemente me quede viéndolos si los pesco por ahí). Los ví por la tele hasta cuando dejaron de darlos, y confieso que hoy en día seguramente también me sentaría a verlos, aunque soy un grandulón. Por desgracia ya no los transmiten más, porque ya hay cosas mucho más grosas para los niños, como Patito Feo y Floricienta. ¿Qué pendejo va a querer ver duendecitos azules cuando puede tener heroínas de pechos bulbosos desde la más tierna edad?

Pero en mi época no había eso aún ("mi época", sueno como abuelo ya eh), así que me conformaba con los Pitufos. Me acuerdo perfecto. Los daban por Telefé a las cuatro de la tarde, cuando todavía las tres pelotas animadas, cada una pintada con un color primario del espectro lumínico, abrían paraguas cuando llovía, hacían rondas y esas cosas. Media hora de pitufos y media hora de Inspector Gadget. O Los Campeones, que eran una terrible pedorrada ("el balón es tu amiiiigoooo") pero los veía igual. Después metieron a los Power Rangers y ahí sí se pudrió todo. Creo que nunca ví nada tan malo en mi vida (aunque después metieron a unos que se llamaban VR-Troopers que, si es acaso posible, eran aún peores). Entonces en algún momento tuvieron la defectuosa idea de bautizar el ciclo como "Megapark" y colgar a dos animadores de sexos opuestos. La chica era Julieta Cardinali. Digamos que ahí se infiltró la pionera concupiscencia masturbatoria en un programa infantil. Ya era encender la tele por los pitufos y por Julieta Cardinali, sin distinción de jerarquías, a la hora de la leche.

Los pitufos eran tipos raros. Hay cosas que son innegables, y una de ellas es que eran tipos raros. Aparentemente había cien pitufos, pero los high-profile, es decir, los que tenían protagonismo en el show, eran solo un puñado. Conjuraban con la magia y se reproducían en noches de luna llena. Había uno, por ejemplo, que se llamaba "Pitufo bromista" y se dedicaba básicamente a reglar paquetes explosivos. En cierta época tal vez causaría gracia: hoy sería llanamente una apología al terrorismo islámico, con la consecuente censura del programa en varios lugares decentes. De todas formas, por más violenta que fuera la explosión, nunca moría ninguno. Nunca sangró un pitufo, por ejemplo. ¿Tendrían sangre azul? Misterio. Había otra que se llamaba "Pitufina" y era la única mujer de la tribu. Cálculo fácil: se la daban absolutamente todos los demás pitufos. Se sabe que éstos eran originalmente asexuales y que Pitufina fue creada por Gárgamel para hacer espionaje (y luego convertida en "buena" a través de la magia), pero no cabe duda de que su presencia en la aldea despertaba la pitufilascividad. La pregunta, en ese caso, es cómo haría pitufina para soportar físicamente semejante diluvio de azulados falos. Cálculo fácil alternativo: a Pitufina solo se la tallaba Papá Pitufo y todos los demás eran unos mariquitas. También es una posibilidad. Misterio. Había un "bebé pitufo". Uno solo ¿De dónde nació? ¿Quiénes eran sus padres biológicos? Nadie se hizo cargo jamás. Más misterio. ¿Y cómo es que de repente los Pitufos se colaban alegremente por entre los barrotes de las jaulas de Gárgamel? Lo que decía yo: tipos raros.

Pero lo más interesante de la serie, para mí, era la organización obviamente soviética que tenían estos muchachos. No cabe duda, los azules estos, en contraste con los azules de Onganía, eran unos bolches irredentos. La clave número uno para mí es el frecuentemente olvidado Pitufo Granjero: el tipo vivía laburando, cultivando papas, hortalizas (y demás), y todo eso iba a parar a un depóstito central para su posterior distribuición de casa-hongo en casa-hongo. El pobre granjero no veía un mango. Pero tampoco le importaba: no había necesidad de billete alguno en la aldea pitufo, ni de supermercados; la planificación oficial aseguraba que a nadie le faltara nada, y así cada uno era feliz de cumplir el rol social asignado por Papá Pitufo, líder máximo e indiscutido del régimen.

Casos paralelos al granjero, aunque de mayor perfil, son el Pitufo Genio y el Pitufo Fortachón. Al primero se lo distinguía por su gorro con viscera y su lápiz en la oreja. Al segundo, por su aire duranga y su tatuaje en el brazo. Eran dos pitufos de alta jerarquía, respetados unánimente por sus camaradas. Los envolvía un halo de superioridad con respecto a los demás. Siempre dispuestos a arremangarse el overol por los valores pitufos oficiales, sin hacer preguntas, rara vez fallando en sus cometidos, se puede decir que eran los pilares del régimen, y a la vez los máximos obsecuentes chupamedias de Papá Pitufo. Uno representaba la ciencia y la tecnología; el otro la fuerza y la milicia. Los fundamentos que sostenían la coherencia del sistema y, en consecuencia, el poder del líder máximo.

Otros pitufos, por el contrario, parecían peligrosos. El Pitufo Filósofo, identificable por su par de anteojos, era un blanco asiduo de la desconfianza general. Sus discursos solían ir en contra de las exultantes voluntades mayoritarias, siempre cuestionando las morales que los demás tenían como dadas. Si bien sus admoniciones solían evocar la sabiduría del líder ("Papá Pitufo siempre dice..."), sus palabras rara vez eran bienvenidas en la comunidad. Como en toda tiranía, el Pitufo Filósofo simplemente sabía demasiado, dudaba demasiado, objetaba demasiado y no es de extrañar que frecuentemente acabara siendo expulsado con violencia de toda deliberación. El leit-motiv humorístico de Filósofo humillado, cabeza abajo fuera de la aldea, con las gafas desplazadas, no dejaba dudas: en la aldea pitufo, la fuerza se imponía por sobre la sapiencia.

La cultura pitufa estaba representada por tres eminentes artistas-proletarios: Poeta, Músico y Pintor. Es interesante advertir cómo se preferían nombres genéricos denotando una función dentro de la sociedad antes que nombres propios. Como en toda organización comunista que se precie de tal, se borraba casi todo rastro de individualidad. Los mencionados artistas, contrariamente a lo que uno supondría, no eran contestatarios ni nada parecido; eran oficialistas a ultranza y debían reprimir cualquier vanguardia de autor que ocasionalmente les surgirieran las musas: el poeta con su pluma narraba las grandes epopeyas pitufas, el músico - cuando no incordiaba con su trompetita desafinada - componía himnos para ocasiones especiales, el pintor hacía retratos inmortalizando a los próceres conspicuos de la aldea, así como panorámicas de ciertas empresas históricas emprendidas por la comunidad. Los tres conformaban la maquinaria cultural del régimen, asegurando que la propaganda oficial se fijara permanentemente en las cabezas. La impronta gramsciana con la que estos tres sujetos obraban aseguraba una hegemonía mucho más sutil, y por lo tanto, más eficaz incluso que la coerción ejercida por los déspotas visibles.

Quedan algunos pitufos cuya función social aparecía empañada y por lo tanto tendían a acaparar una mirada negativa por parte de sus congéneres. Pitufo Tontín (siempre echando todo a perder), Pitufo Perezoso (siempre con sueño), Pitufo Vanidoso (con su recalcitrante histeriqueo a la Guido Suller), Pitufo Goloso (siempre comiendo pasteles), Pitufo Gruñón (siempre maldiciendo) y el ya revisado Pitufo Bromista parecían ser personajes descarriados de los valores de la comunidad, aunque su inocencia y escasa inteligencia les vedaban el acceso a la cultura underground, la disidencia o el exilio. Más allá de regulares castigos, consistentes en sermoneos públicos, en los que Papá Pitufo y sus jerarcas les refrescaban las morales pitufas (Recordar el episodio en el que Goloso hace acopio secreto de pitufresas en época de racionamiento), no había nada de amenazante en estos individuos.

La única figura potencialmente insurgente, además de Filósofo, sería entonces Pitufina. Su papel irrelevante en las decisiones y acciones comunales no le impedía despertar en los demás pitufos un sentimiento de lujuria profundamente desestabilizador. Su frecuentemente olvidado origen, la conviertía además en la única auténtica outsider del grupo.

Había unas frutas sospechosas, las pitufresas, que eran como el Soma de los pitufos. De circulación legal y generalizada, las ingerían sin parar, todos los días, y éstas aparentaban tener un efecto de euforia incontaminada en los azulados carácteres. No solo se comían por separado, sino que también eran un ingrediente fundamental de prácticamente todas las recetas culinarias populares. ¿Adicción? ¿O una herramienta del régimen para mantener a sus súbditos en una nube de pedos permanente, de alegría, colores y cantitos? Porque eso era la aldea pitufo; alegría, colores y cantitos celebrando la conciencia de clase pitufa de una forma tan sistemática y compulsiva, que las comparaciones con la anti-utopía de Huxley no parece descabellada en absoluto.

Por último, tenemos al misterioso Gárgamel y a su infausta mascota, el gato Azrael. Su aforismo de cabecera, con la que frecuentemente cerraban los capítulos televisivos, era "¡Los atraparé! Aunque sea lo último que haga, lo ÚLTIMO que hagaaaaa". Segunda en popularidad, no muy lejos, estaba su famoso llanto de agonía: "¡Como ODIOOO a los pitufos!". La teoría conspirativa arriesga que el tipo se trataba nada más ni nada menos que de un clérigo, y ciertamente su tétrica morada, enmarcada por una luna frágil y los acordes imponentes de Scheherazade, se podría confundir perfectamente con una capilla maldita en el medio de la nada. Gárgamel, un frustrado eterno, tenía una sola obsesión en la vida: atrapar a los pitufos para convertirlos en oro a través de una fórmula secreta. Obviamente, nunca lo conseguía, aunque varias veces se acercaba lo bastante como para temer por la vida de los pitufos (aunque confieso que muchas veces sentí el deseo interno de que el viejo lograra, por fin, su cometido). ¿Oro? Justamente el valor del oro era aquello que los Pitufos desconocían. Esa avaricia sin límites es más que una sugerencia del capitalismo como antinomia del mundo pitufo. Gárgamel parecía encarnar a la religión y al ánimo de lucro en un solo cuerpo, el perfecto enemigo del comunismo.

La serie televisiva de los Pitufos se difundió ampliamente en todos los Estados Unidos durante los 80's, cuando la Guerra de las Galaxias parecía inclinar la carrera armamentística a favor de Reagan y sus secuaces. Gracias a ella, los Pitufos, aunque de origen belga, forman parte arraigada de la cultura popular estadounidense. Nadie parece haber advertido la contradicción intrínseca que los Pitufos tenían con los valores de la sociedad yanki. Si Josecito McCarthy hubiera estado vivo, yo creo que volvía a la carga con su campaña anti-comunista, aunque en este caso, unido a Gárgamel, gritando "LOS ATRAPARÉ" en medio del bosque, corriendo como loco, reemplazando su "caza de brujas" por la más peligrosa y entretenida "caza de Pitufos".

¡Qué buen dibujito, por Dios!

viernes, 15 de febrero de 2008

Polaroids de tetonas

Habiendo tantos espermicidas económicos de venta en farmacias, infiltrar un sicario en la próstata de es muy mal gusto. Habiendo tantos lagos de origen glacial, hacer windsurf en el bidet aparenta no tener mucho sentido. Habiendo tantas variedades de lechuga de color verde, la lechuga morada parece más una maniobra para romper el consenso porque sí. Habiendo tantas melodías inventadas y grabadas por el hombre, cabe preguntarse si es necesario seguir inventando otras. Habiendo tantos cirujanos con diploma y experiencia, pensá bien si querés que te opere un político. Habiendo un cuento que se llama "Jack y las Habichuelas Mágicas", es doble laburo comer habichuelas mientras se mira "El extraño mundo de Jack". Esta última aseveración sostengo que es una falacia de atinencia.

Un acertijo que siempre me intrigó (y nunca me calenté en resolver): si a los habitantes de Nigeria se los adjetiva "nigerianos"... ¿Cómo adjetivar a los habitantes de Níger? (Para los que recién se enteran que existe Níger, acá va una ayuda: es el país más pobre del mundo).

Hablando del tema: cinco cosas que sepas o te acuerdes de África...

¡Yo! ¡Yo!

- Ahí se filmó "El Rey León".
- Eritrea era una colonia italiana (aunque no para después de bañarse).
- Cambian los nombres de los paises cada dos o tres años. ¿Alguien se acuerda de Alto Volta? Ahora se llama Burkina Faso. Si hubieran sido menos radicales y lo hubieran negociado, habría quedado "Alto Faso" y todos nos cagaríamos de risa.
- Es el terruño de Freddie Mercury (que me resulta mucho más sexy con su look pelo largo y cara de puto que con su look de bigotes y... cara de puto).
- Si mirás el continente un poco inclinado parece... ¡Australia!

Hablando de putos... Llegó a Buenos Aires un "megracrucero" con un contingente exclusivamente gay. Quieren igualdad de derechos, quieren que no se los discrimine, quieren casarse, quieren adoptar hijos... ¿y después salen de viaje en cruceros "exclusivos" de putos? ¿y van a hoteles solo para putos? ¿y hacen marchas de orgullo puto? ¿En qué quedamos muchachos? ¿quieren ser parte de la sociedad o no? ¿Sí? ¿Entonces porqué insisten con estos guetos lastimosos? ¿Por qué no salen de vacaciones en un crucero regular y listo? ¿Porqué tienen que estar arengándose todo el tiempo, anunciando con bombo y platillo que son putos? ¿Para auto-convencerse de que no tienen vergüenza de serlo? Fenómeno, salgan a la calle, compren en el supermercado, trabajen, hagan lo que hace todo el mundo. Pero si insisten con esto de los cruceros para putos... ¿qué va a seguir? ¿Las heladerías para putos? ¿Los hospitales para putos? ¿Las formaciones de subte para putos (donde las quejas aflorarían, al contrario, cuando NADIE los apoya)? Así no van a dejar de ser una minoría simpática, una caricatura digna de curiosidad y notas de color. Pilas eh. ¿escucharon?

Mientras me preparo para una lluvia de acusaciones de homofobia, paso a comunicar cuál es mi verdadera fobia. Le tengo fobia a usted, detestado lector. Sí, a usted que se escuda en las sombras, que lee sin ser leído, que como un fantasma está ahí del otro lado haciéndose una imagen de mi persona que no es correcta, y que, además, llega a este blog por las razones equivocadas. ¿Quiere saber a través de qué búsquedas de Google aluniza la inmensa mayoría de la gentuza a este blog? ¿Realmente quiere saberlo? Pues le puedo tirar un par de datos. Por ejemplo, compare estas búsquedas: "culo rotos", "culo rroto" (para que quede clara la pronunciación, imagino), "el culo mas roto", "la mejor pose del culo de rocío girao diaz", y hasta "cómo saber si un culo está roto". No me joda usted, lector. ¿Qué tipo de sujeto-aparato busca en internet "COMO SABER SI UN CULO ESTA ROTO"? ¿Quién es el hijo de su madre? A ver... si ayer te intrapolaron con un picado grueso de 7 cm de espesor, es obvio que vas a tener el culo roto hermano. ¡No tenés que buscarlo por internet! Si te duele, si lo tenés echo una pulpa, es que está roto... ¿Qué es eso de cómo saber si un culo está roto? ¿Qué vas a buscar lo próxima? ¿Cómo saber si estoy respirando? ¿Cómo saber si estoy vivo o muerto? ¿Cómo saber si me duele el meñique? Pero, ay! todo es mi culpa; es mi culpa por publicar un post titulado "anti-evangelio del culo roto". Tal bodoque, que solo explota el concepto culo roto en un sentido estrictamente metafórico, atrae mensualmente varios internautas hispano-parlantes ávidos de ver auténticos culos rotos o de saber si acaso su culo, o el de algún vecino, está roto. Impresentable.

Pero esto es solo el principio, detestado lector... hay más. Qué me dice de esta búsqueda: "polaroids de tetonas". Inaudito. Es que una cosa es buscar fotos de tetonas; es lo más lógico del mundo. ¿A quién no le gustan las tetas? Entonces busca "fotos" de tetonas, "imágenes" de tetonas, "jotapegés" de tetonas. Pero no busca usted polaroids de tetonas, eso ya es insólito. ¿Acaso el internauta esperaría que le saltaran las fotos por la impresora? No sé, pero hay que ser ganso. A su manera, también es genial. En cuanto ví eso me dije "tengo título para un post", y aquí estoy, escribiéndolo.

Después están todos los densos que caen buscando información sobre pentagramas. Desde cuando existe el pentagrama, elementos del pentagrama, primeros musicos que utilizaron el pentagrama, pentagrama de titanic, como se fundaron los pentagramas, pentagramas de u2 gratis, pentagrama de las golondrinas, pisadas del pentagrama. Y la mas rara: pentagramas contra la envidia. Qué será un pentagrama contra la envidia. Para dilucidar tamaño enigma fui yo mismo a realizar esa búsqueda y nada. Contra la envidia no hay nada. Pero el tema es que ninguna de esas personas que entró acá encontró lo que quería; a veces me siento responsable y pienso "che, podría incluir algunos datos científicos sobre el pentagrama", pero después me da fiaca y simplemente me hundo en la fobia. Porque es evidente que, entre los pentagramas y los culos, a casi nadie de entre los que recaen fortuitamente en este blog le interesa lo que este blog tiene para ofrecer. Que no es mucho tampoco.

Tal vez deba escribir más sobre cosas que a la gente le importe. Ojalá algún día pudiera proveer polaroids de tetonas.

Extraído del disco Fear de John Cale:

Home is living like a man on the run
Trails leading nowhere, where to my son?
We're already dead, just not yet in the ground
Take my helping hand I'll show you around
You know it makes sense, don't even think about it
Life and death are just things you do when you're bored
Say fear's a man's best friend
You add it up it brings you down