domingo, 29 de agosto de 2010

Señor Montonero Lanata



Jorge Lanata es un jerarca inteligente; él lo sabe y le sienta bien el clímax televisivo que monta cada vez que editorializa pantalla mediante, aún cuando ésta sea la subalterna de Canal 26. Su trayectoria asociada al pensamiento de izquierda lo convierte alternativamente en un tótem progre y en un eficaz referente coyuntural de la oposición cuando se le da criticar a Fernández de Kirchner. Eso también lo sabe. No es la primera vez que se planta en una vereda distinta a la que en teoría cabría esperar, pero todavía genera la sensación de estar violando el libreto de lo políticamente correcto cuando él, Jorge Lanata, el que fundó Página 12, amaga sufrir vicariamente por Grupo Clarín.

Quiere que lo dejen "pensar tranquilo", y está bien. Nadie tiene que rendir cuentas por etiquetas que al fin y al cabo le han puesto otros, ni asumir oficios sacerdotales para militancias que requieren apoyaturas religiosas. Ser de izquierda - o mejor dicho, haber defendido ciertas posturas de izquierda - no implica que haya que adscribir al guión semiautomático de los convencidos que se presencia todos los días en 6-7-8. El programa de canal 7 es a la vez un contrapeso mediático necesario y una trinchera bastante monocorde, donde más allá de la retórica convincente de una Russo, un Aliverti o un Foster, se termina largando un tufillo a misa con tantas "buenas noticias" que tienen para dar, tanta unanimidad y tanto significante abusado.

La ideología, sugiere Lanata, no tiene por qué ser un ghetto familiar donde el disenso equivale a la traición. Nos pregunta entonces si lo dejamos ser ecuménico. Si lo dejamos ser neutral, tomar distancia y quedar mal con Dios y con el diablo. No quiere callarse ni en lo que que está de acuerdo con el gobierno ni en lo que está de acuerdo con Clarín, aún cuando esta pelea, dice, no es la suya y pareciera que no quiere meterse (pero se mete de lleno). Aún cuando esta pelea, dice, no es por ideología sino por plata (como si plata e ideología, base y superestructura, estuvieran divorciadas). Dejémoslo pues ser neutral a Jorge Lanata; dejémoslo pensar tranquilo y en libertad. Su inteligencia nos merece esa indulgencia, aunque nuestra libido política, golosa, quisiera que piense exactamente igual a nosotros.

Sin embargo la neutralidad de Lanata resultará, a lo largo de este editorial, cuanto menos llamativa. Porque promediando el video nos enteramos de que está muy de acuerdo con ambas decisiones concretas del gobierno de Fernández de Kirchner. Le parece perfecto que se declare de interés público la manufactura de papel para diarios. También le parece perfecto que la Justicia investigue el traspaso de la empresa Papel Prensa a manos de La Nación y Clarín. Tanto es así que explícitamente felicita al gobierno por las medidas anunciadas el martes. Sin mucho aire para matices, adopta una posición con respecto a la cosa concreta que de neutral no tiene nada; la política del gobierno en relación al tema merece su aprobación.

¿Por qué, entonces, ocupa solo treinta segundos en esa aprobación y el resto del tiempo lo dedica a criticar cuestiones que ya no queda claro si son de forma o de fondo pero que se corren intencionadamente del eje de lo que él mismo, segun dice, apoya?

A medida que habla Jorge Lanata, el conflicto de intereses que lo lleva a disertar con tanta vehemencia se torna secundario y la cosa vuelve donde había empezado: al terreno del descargo personal. Porque el editorial, se va comprendiendo, tiene un destinatario clarísimo; ese público que siempre lo siguió por sus ideas progresistas y ahora no lo deja "pensar tranquilo". ¿Por qué molestarse entonces en detallar las razones por las que felicita al gobierno respecto a lo de Papel Prensa? Un tipo que se cansó de hablar pestes de Clarín y de los oligopolios de prensa; que está donde está porque hace rato que, por indócil, lo corrieron de los grandes medios audiovisuales ¿Qué va a decir de Papel Prensa? ¿Que está bien que lo controlen los dos diarios más poderosos del país? ¿Que se hace mal en investigar cómo fue el chanchullo? No parece hacer falta: su público lo adivina.

Entonces qué hace. Se rebela. Se rebela contra aquellos que desean domesticar su pensamiento. Desdeña la oportunidad de convencer al escéptico de que lo que hizo el gobierno está bien y lo critica por detalles periféricos atizando una provocación espectacular. Porque eso es lo que Jorge Lanata siempre fue: un provocador. Le gusta descolocar a su público en vez de poner en lindas palabras lo que éste ya piensa. Su calculado circo apunta a esa provocación, y nunca más claro que cuando se regodea con sorna en las supuestas reacciones y puteadas que causará "lo que voy a decir ahora". Sabe que lo que dice molesta, que son "barbaridades", y le encanta. Ese es Lanata.

El gordo nunca nos deja indiferentes. Nos obliga a engranar el cerebro aunque sea solo para desguazar sus argumentos uno por uno, que es la forma más poderosa de reforzar los propios. Cuando escuchamos, por ejemplo, a los editorialistas de TN o a los panelistas de 6-7-8, ya sea que estemos o no de acuerdo, sabemos sus versículos de memoria. Dicen casi textualmente lo que la propia tribuna espera escuchar y repiten tantas veces lo mismo en los mismos términos que se cae pronto en un letargo de frases hechas, de lugares comunes, de verdades reveladas. Con estos programas, la posibilidad de cuestionar nuestro propio credo se antestesia en un aplauso o un repudio futboleros. Lanata se las ingenia, en contraste, para desencuadrarnos siempre.

La retórica de Lanata es hábil. Es justamente cómo lo dice, desde dónde lo dice y a quién se lo dice. No tanto lo que dice. En rigor, las críticas contra los Kirchner sobre las que derrapa en la segunda mitad del video parecen más un compendio estándar de los lectores de La Nación Online que el resultado de un largo "pensar tranquilo". Se pregunta por qué se fijaron en Papel Prensa recién ahora, cuando llevan siete años de gobierno. Impugna varias veces la duración del discurso de la presidente (¡hora y media!). Reclama atención oficial sobre problemas mucho más importantes como la inseguridad, la salud pública y el hambre. Se queja indignado de que se remita tanto a cosas que pasaron hace 34 años y, sí, ¡menciona la palabra "crispación"! Todos artilugios poco originales, de picado grueso, que se sustraen voluntariamente de la cuestión de fondo y que molestan por quién lo dice; no por peso propio.

Por querer provocar, por belicoso, por desafiar a sus fans, Lanata cae en algo demasiado cercano a la desinformación. Despliega un discurso virulento contra una política con la que, en su nivel más crítico, está de acuerdo. Nos promete que no tomará partido para enseguida ensañarse con una sola de las partes, con todo lo que esto implica. Porque sus palabras en DDT serán sin duda citadas y reproducidas por destinatarios rémora, sin siquiera tener que tergiversarlas, para argumentar contra las políticas oficiales en torno a Papel Prensa. Sin ir mas lejos, este video apareció colgado en un blog de La Nación para pleitesía de sus lectores. Esto es algo que Lanata, un tipo inteligente, tiene que haber podido prever; lamentablemente su figura no tiene margen para inocentadas de joviales cincuentañeros. Que no las hay; el tipo solo sabe cómo manipularnos.

El debate por Papel Prensa, aún en su raigambre de corte administrativo, se enmarca dentro de uno de mayor alcance que tiene que ver con el tipo de democracia se queremos configurar a futuro. Es un tema cuya sola referencia se silenció - convenientemente para algunos - durante muchos años. En este marco no parece muy acertado objetar que se hable una hora y media sobre Papel Prensa por TV, ni chicanear con los problemas multiuso de "el hambre" y "la inseguridad", como si los distintos temas que conforman la agenda política fueran excluyentes entre sí.

A la vez, en una historia que lleva más de 500 años, lo que pasó hace 34 no necesariamente es tanto tiempo como sugiere Lanata, sobre todo si convenimos - esto es esencial - en que el trauma de lo que sucedió entonces sigue determinando en buena parte la matriz de poder que opera hoy, como ocurre supuestamente en el caso de Papel Prensa. La objeción de Lanata suena muy extravagante en boca de un tipo que publicó dos libros de historia argentina, porque si tiene razón entonces para qué estudiar historia; para qué releerla; para qué hablar de ella. Condenar que una presidente hable de historia aspira a tratar ésta como si fuera acaso una sitcom de episodios aislados que empiezan y terminan, una colección de instantes que se congelan para siempre, antes que el devenir continuo que hace a la construcción nunca acabada de una sociedad, sus poderes y la distribuición de sus riquezas.

Señor Montonero Lanata: re-nun-cie.

viernes, 27 de agosto de 2010

Olor a cosas raras

Se publicó ayer por la tarde el informe "Papel Prensa: La Verdad" en la página web del Ministerio de Economía. Varios opositores al gobierno habían criticado que éste no fuera público, abonando la idea de una conspiración. Ahora que lo tienen, estaría bueno que se tomen un recreo y lo lean antes de seguir con sus escupitajos programados.

La Nación y Clarín - quién iba a sospecharlo - no dicen nada al respecto de esta publicación en sus sitios; ni mención, ni referencia, ni un link que ponga "la mentira" o algo del género.

En lugar de eso, se entretienen desinformando a lo campeón, tal vez superando sus propias cuotas históricas. Al cubrir la declaración ante la justicia de Lidia Papaleo ayer, subrayan que de su testimonio se desprende que ella nunca fue torturada específicamente para vender Papel Prensa y que aún estaba en libertad cuando la empresa fue transferida (La venta se realizó en noviembre de 1976 y el secuestro de los Papaleo y los Graiver fue en marzo de 1977). Esto les alcanza a los interesados LN y Clarín para hablar de un "desmoronamiento" de la denuncia del Ejecutivo Nacional. ¿Qué se omite? Básicamente, que si - como ellos mismos resaltan y el mismo gobierno reconoce - Lidia Papaleo fue secuestrada cuando Papel Prensa ya había sido vendida a los actuales accionistas ¿Por qué la habrían de torturar por ese motivo (habiendo tantos otros)? No se informa mucho más sobre el resto de una declaración que duró cerca de cinco horas y eso que está ausente es a lo que habrá que estar más atentos. Esta parte del testimonio resaltada por LN y Clarín puede, en todo caso, poner en duda la asociación de la venta de papel prensa con delitos de lesa humanidad, pero de ninguna forma descarta la existencia de presiones malintencionadas previas para que se realice la transacción a los accionistas actuales.

Otro vértice del "desmoronamiento" está en la solicitada de Isidoro Graiver publicada en adivinen-qué-diarios (y pagada por vaya-a-saber-quién). Allí, vuelve a cotejar las fechas de la venta y del secuestro como principal argumento para desmentir la denuncia del gobierno. Además indica que la venta se realizó "sin amenazas ni extorsiones y en libertad". Según "los diarios", esta declaración vuelve a probar lo infundado de las sospechas y azuza a los perros de la oposición para ir al choque por "la libertad de prensa", equiparar a La Nación y Clarín con el país mismo (¡ay Elisa!) y exigir renuncias.

Al respecto, ayer a la noche 6-7-8 emitió al aire unos fragmentos de cintas en donde se escucha al mismo Isidoro Graiver dando un testimonio completamente opuesto al de la solicitada en una entrevista privada con Roberto Caballero, director del diario "Tiempo Argentino". La grabación fue hecha pública, según Caballero que estaba presente en el piso, porque desde el momento en que la fuente contradice públicamente lo dicho en una instancia privada, el periodista se ve forzado a romper el pacto de confidencialidad para resguardar su propia credibilidad:



Las repercusiones inmediatas se dieron en "El Juego Limpio" - la pantalla de Clarín - donde Nelson Castro se animó a poner al aire a Osvaldo Papaleo, el hermano de Lidia, aludiendo entre otras cosas a las cintas de Caballero con el humor casi quebrado. El momento fue bastante dramático y hasta brutal (no todos los días se habla de Clarín como "una mafia" en el propio TN), tanto que el programa terminó inmediatamente y, a continuación, se los vio a Blanck y Van der Kooy abrir "Código Político" en algo parecido a un estado de shock, comentando con titubeos terribles el testimonio de Lidia Papaleo y obviando olímipicamente lo que había pasado segundos antes en el estudio de Castro:



Olor a cosas raras, le dice Papaleo a Castro. Un olor a podrido que está llegando a Dinamarca. Suele pasar cuando se destapan algunas ollas.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Avasallamiento

La Nación y Clarín publicaron ayer, 24 de agosto a primera hora, una especie de solicitada criticando los intentos del gobierno de Cristina Kirchner de intervenir Papel Prensa (en ese momento no sabían que haría algo peor todavía: enviar un proyecto de ley al congreso). Su título: "Una historia inventada para quedarse con papel prensa". Su intención: dar a conocer ante la opinión pública la verdad sobre este grave atropello a la libertad de expresión. Hay que aclarar en este caso que las fuentes son totalmente confiables, dado que se trata de las principales accionistas de la empresa en cuestión.

Dejando el chiste de lado, van algunas citas del texto que insisten (voluntariosamente) en llamar mi atención.

Controlar el papel es controlar la información, y esto es lo que el Gobierno viene buscando a través de varias herramientas: la propaganda oficial, la ley de medios, el control del acceso a la información, el manejo militante de los medios públicos y la multiplicación de los medios paraoficiales.

El primer párrafo ya es casi antológico. No lo quería dejar pasar aún cuando esto lo señaló todo el mundo, desde los comentaristas "a sueldo" en LN Online hasta la Presidente en su ponencia en Casa Rosada. "Controlar el papel es controlar la información". ¡Te lo están diciendo en la cara y hasta se les escapan un par de salivazos!: nosotros controlamos el papel o sea que controlamos la información; lo venimos haciendo desde hace más de 30 años y estamos interesados en que siga siendo así por unos cuantos más. Me maravilla lo explícito que aparece el interés corporativo que están resguardando. Si la bajada, en vez de dar a conocer un "comunicado respecto de las verdaderas intenciones del Gobierno" hubiera puesto "nuestras verdaderas intenciones", no habría dislate alguno. Luego hacen uso de los pequeños tópicos de siempre, en donde quieren que asumamos, por ejemplo, que la Ley de Medios es un instrumento de tortura para castigar a los libreprensadores del país, sin que esto amerite presentar prueba, aclaración o comentario al margen alguno. Ya está cristalizado, impuesto de esa forma.

En los últimos días, esta intención de avasallar el derecho de la sociedad a la libre elección y expresión se reveló de manera muy clara con la cancelación de la licencia de un proveedor de Internet.

Palabras solemnes. Frases hechas. Significados vacíos. Y no iban a mencionar siquiera la posibilidad de que esta licencia en realidad no existiera y que el tema en todo caso lo deberá determinar la justicia. ¿Para qué? ¡Si ya está todo dicho con lo de la "libre elección"!

La compraventa se llevó a cabo el 2 de noviembre de 1976. Fue una operación absolutamente legal y pública, anunciada en todos los diarios de la época.

Esta oración constituye una pequeña genialidad de la ñoñez discursiva encubierta. ¿Qué significa "legal" y "público" en un país que atravesaba una dictadura? ¿Qué implica que la compraventa fuera anunciada "en todos los diarios de la época" a siete meses del golpe de estado que diera origen al PRN? Los diarios de entonces publicaban y se abstenían de publicar básicamente según lo que complaciera a la dictadura. El hecho de que la compra de Papel Prensa por parte de La Nación, Clarín y La Razón fuera informado en los diarios, presentado aquí como una prueba de transparencia, no quiere decir absolutamente nada hoy en día, cuando las claves para leer esos diarios son radicalmente otras (y no hace falta hacerse fan de 678 en Facebook para aceptar esto). Son los mismos diarios que, por ejemplo, glorificaban sin problemas acciones contra "la subversión" que hoy están siendo juzgadas y condenadas. Los que informaban de una "campaña anti-argentina" en el mundo que hoy invita al llanto y mañana invitará a la risa. Los que publicaban panegíricos de personajes que hoy hasta los mismos La Nación y Clarín prefieren condenar casi por contrato de lectura; la misma solicitada que aquí analizamos, unas líneas más abajo, tacha el secuestro de los herederos de Graiver como "repudiable". Con este comentario apelando a la autoridad de "diarios de la época", La Nación y Clarín pretenden suspender la historia que a ellos mismos les pasó por encima.

Por otra parte, se omite risueñamente - no solo en esta oración sino en toda la solicitada - que la compra de Papel Prensa fue realizada con la participación activa y sumamente interesada del Estado, que de hecho sigue siendo accionista minoritario de la empresa. Sucede que quien ocupaba el gobierno nacional en aquel entonces era una dictadura militar, es decir, un gobierno ilegal de anti-constitucionalidad comprobada que tenía varias razones para tener a los diarios de su lado ¿Qué tan "legal" puede ser una compra en la que interviene un gobierno de facto y probadamente genocida? Si bien la solicitada argumenta que el Estado se quedó con su parte porque un juez no se expidió con respecto a lo que le tocaba a Lidia Papaleo luego de la compra, asumir así nomás que el gobierno de facto no tuvo nada que ver con la cuestión sería de un candor criminal.

Los integrantes del grupo Graiver, vendedores de la empresa, fueron ilegalmente detenidos 5 meses después de la venta de Papel Prensa y por imputaciones ajenas a este tema. Al momento de esa operación, los Graiver estaban libres: no habían sido secuestrados ni torturados ni amenazados por la dictadura gobernante.

En esta disyuntiva reside gran parte de la disputa. ¿Los Graiver vendieron la empresa por su propia voluntad o fueron amenazados para hacerlo? El argumento de que fueron secuestrados 5 meses después no tiene demasiado peso; por más brutal que haya sido la dictadura del Proceso, no es imprescindible secuestrar y torturar para presionar con algo, especialmente tratándose de una dictadura militar. De todas formas lo que más llama la atención es la utilización de "imputación", un término de la justicia penal, como razón para secuestrar y torturar a un grupo de personas. Algo que, como sabrán, con la justicia penal tiene poco y nada que ver. Huele a justificación y suena raro, incómodo, como una hilacha que se muestra.

No encontré más frases espectaculares. Más allá, todo el discurso consiste en una aseveración de hechos supuestamente probatorios que solo de a ratos mencionan sus fuentes. El argumento fundamental de La Nación y Clarín es que la adqusición de Papel Prensa a instancias de presiones mafiosas nunca había "saltado" con anterioridad (ni en la justicia ni en la opinión pública) y eso por sí solo prueba que las denuncias del Gobierno son manipulaciones coyunturales de la historia, o que las acusaciones de los exherederos de Papel Prensa son tardías y sospechosas de acomodarse a lo que les conviene.

La falla estructural del argumento está en que ciertas cosas pueden permanecer ocultas mucho tiempo; eso no las hace menos verdaderas o graves cuando finalmente salen a la luz. Por otra parte, si este tema no se trató ampliamente hasta ahora es por una buena razón. Buena y evidente. Las irregularidades acerca de Papel Prensa, así como aquellas relativas a la titularidad de licencias y la Ley de Radiodifusión de la dictadura sí eran discutidas en ciertos círculos (sin ir más lejos, la Carrera de Ciencias de la Comunicación en la UBA); simplemente no habían tenido difusión en los grandes medios, lo cual tiene demasiado sentido cuando los dos diarios todopoderosos de la capital - uno de ellos un coloso multimedios - son los interesados número uno en mejor no hablar de ciertas cosas.

La Nación y Clarín no tienen paz. La Nación hoy publica una irrisoria nota demostrando que el rating de los canales de aire en cadena televisando el discurso de Cristina Kirchner bajó con respecto al mismo horario el lunes anterior. Sí, no es joda, compara desfavorablemente el rating del acto en Telefé con el de Casi Angeles en ese mismo canal: desinformación distribuida al por mayor que, más allá de su completa irrelevancia, "olvida" la ingenuidad de comparar un contenido cuya audiencia se reparte en varios canales con otro que es exclusivo (el rating total del discurso, naturalmente, fue comparable al de Tinelli, Coki y Fort).

Ante este tipo de cosas, la sensación es que les cuesta mucho a La Nación y Clarín y sus emporios digerir que venga alguien de afuera a imponerles la agenda que estaban acostumbrados a manejar a placer y tener que publicar sobre cuestiones que mas vale no haber tenido que ventilar jamás. El acto de Cristina Kirchner ayer, más allá de la credibilidad que cada uno le prodigue, mostró algo realmente inédito: un primer mandatario hablándole al país abiertamente sobre los medios y sus historias y sus nombres y sus intereses comerciales, con un sesgo pedagógico y documental antes que de trinchera, y sin importarle demasiado - hasta lo dijo - las tapas nefastas que le lloverían al día siguiente. Para algunos estará loca; puede ser, pero lo cierto es que está haciendo algo que, más allá de como salga, nadie nunca había hecho antes. Ni en este país y no sé si en algún otro. Con locos así, da para interesarse.

Si esto lo hace porque es una luchadora por un país más justo o porque quiere hacerse con el control de la prensa que opina en contra de su gobierno; si los Papaleo están finalmente siendo escuchados o cambiando su discurso por conveniencia o presiones lo tendrá que investigar la justicia y lo tendrá que decidir el congreso. Fiel a su "autoritarismo", lo único que hizo Cristina Kirchner fue presentar una denuncia y envíar un proyecto de ley. Que se investigue. Que se debata. Más allá de cómo se compró Papel Prensa, el solo cuestionar públicamente la administración del insumo básico de toda la prensa nacional es un hecho de política pura. Porque, ¿cuál es el problema? ¿por qué tanto nervio? No me dirán que Clarín y La Nación, a diferencia de Macri, sí tienen algo que ocultar.

Los medios no son tan intocables, entonces. Son jugadores del juego del poder y la riqueza, también llamado en estos tiempos juego democrático, y como tal lo más sano es poder criticarlos - desde el estado, desde la militancia, desde la academia ¡desde donde sea! - sin que esto tenga que ser leído automáticamente como un "avasallamiento de la prensa independiente", como si esta fuera una especie de Jesús o Gendarme de la Verdad. Hasta que no haya evidencias de que lo que quiere el gobierno es limitar voces contrarias solo para ganar elecciones - que no las hay; esas voces están y siguen chillando a amplio volumen en todos lados - no hay razón para que no haya paz. Pero quién entiende razones. No habrá paz, y eso es lo interesante.

Al final el 24 de agosto fue mucho más que el cumpleaños de Borges. Aníbal, la tenés adentro.

lunes, 23 de agosto de 2010

Todos somos Fibertel

LADO A

Otra vez lo mismo viejo. Así no se puede. Los muy HDP pretenden ahora clausurar una empresa que presta servicios de banda ancha sin licencia para hacerlo. Repito: así no se puede. ¿A quien en su sano juicio se le puede ocurrir que la falta de licencia es una buena razón para cerrar una empresa? ¿A quién le importa? Estos tipos no entienden que estamos en Argentina (pronunciado aryentina). ¿Desde cuando en este país sureño esos enrevesados vericuetos legales conocidos como "leyes" se toman tan a pecho? Además, viejo, ¿Cómo les entra en la cabeza que gente como la del Grupo Clarín, con tanta desinformación que cubrir, tantos precandidatos que patrocinar y tantos negocios de los que ocuparse, se va a poner en gastos viendo a ver si tienen o no licencia para todo lo que hacen? No, pará, posta lo digo. Yo elegí Fibertel. Yo elegí esta empresa fantasma ilegal y tengo derecho a hacerlo. ¿Qué me importa si tienen licencia o no? ¿Qué me importa si forma parte del monopolio de la TV por cable? Esas son giladas para los giles. A mí lo único que me importa es tener internet de banda ancha para ver pornotube y boludear en face sin que vengan unos HDP a sacarmela porque "es ilegal", los mismos HDP que regalan plata a los villeros para que se rasquen el ombligo a cuatro manos todo el día. Los mismos que con esta ley de medios quieren instituir una red de editorialitas adictos, como hicieron con la Corte Suprema que está ahora llena de abortistas anticlericales. Esto así no va. Nos parecemos mucho a un país tropical que empieza con V corta y termina con "enezuela" que no lo voy a nombrar entero porque Dios me libre. Tengo unas ganas bárbaras de agarrar la cacerola otra vez. Loco, cortenlá. Soy clase media viejo. Qué carajo me importa si Clarín es o no es un monopolio, o si los accionistas de papel prensa son tales o cuales, o las viviendas que hace o deja de hacer Milagro Sala en una provincia lejos, o si hay gente en las villas que no quiere laburo y le da al paco. No me rompan las pelotas. Soy clase media. Soy la gente. Soy TN. lo único que me interesa soy yo, que un negrito con gorra no me cague a tiros en la esquina y que a los estancieros de la pampa húmeda, que son mis ídolos, les vaya bien. Todo lo demás me resbala. Posta. O sea, me da igual cuánto ganan los peones del campo o los obreros, me da igual la propiedad de las frecuencias de radiodifusión, me da igual lo que pasa en Colombia, Honduras o Carupá. Lo único que yo quiero es hacer con mi vida es kite-surf, ir a new-shampoo, enrejar bien todas las ventanas de mi chalet (incluida la del playroom en el tercer piso) y ver a Susana los domingos hablando con Flor de la V (porque soy re tolerante y abierto, ojo: la mejor con travas como ese). Repito: así no se puede. Me cortan Fibertel porque "es ilegal" y "no tiene licencia". Yo no entiendo estos tipos qué onda. Dios me libre posta.

LADO B

¿Recién ahora se enteran que Fibertel es ilegal? ¿Tiene que desaparecer sí o sí en vez de ser transferida o regularizada? ¿Se dan cuenta que Telecom y Telefonica - oligopolio por excelencia - ya están armando el arbolito no? Una cosa es simpatizar con el gobierno y otra es ser boludo. Pensamientos nada más.

lunes, 9 de agosto de 2010

Reidiojed

Este humilde servidor pensaba que no se podían subir a YouTube videos que superaran los diez minutos. Hasta que vio que alguien subió a dicha web - hace cosa de medio año, esto no es primicia ni pretende serlo - el recital entero que Radiohead dio en Buenos Aires el 24 de marzo del año pasado. Y que está en dos partes en HD. Y que cada una dura más de una hora. Cosas como éstas vienen a desestructurar aún más el groso desorden que impera en mi mente. Pero no importa. Si no te alcanzó la plata, si te alcanzó pero te dio fiaca, si no te gustaba la banda entonces y ahora sí, si fuiste pero te olvidaste, si fuiste y querés revivirlo, o si simplemente tenés un par de horas al pedo para aniquilar, aquí están, estos son.

No pongo el setlist para recrear la sorpresa.

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