Labios rojos. Curvas perfectas. Miradas de papel tapiz. Musas de grandes diseñadores y pasatiempo de miles de hombres aficionados al estupro mental. Favorecidas por la sutil combinatoria genética y por casi todos los cánones estéticos socialmente impuestos. Bijouterie de los orfebres de la iluminación eléctrica, del prosaico arte del copy-paste. Mutantes plásticos, sumisos a las reformas de la postproducción informática y otros anestesiantes certeros. Rehenes de una pátina higiénica como toda mediación posible. Inmaculadas militantes del vaticano trashumante de la moda. Sumergidas en un formol de momentáneo xenón ya ni defecan, ni orinan, ni respiran el aire enfermizo. Derrotadas, fulminadas bajo un meticuloso bronceado y un brillo cadavérico. Sometidas al imbécil congelador fotográfico y su mordaza. Repeticiones pixeladas de nada. Codificaciones o eslabones de una red criminal de castidad.
Cómo ansío tus muslos en los míos, pegoteados y saludables, y tu boca desbordándose como un panal destrozado, como gelatina.
Cómo ansío tus muslos en los míos, pegoteados y saludables, y tu boca desbordándose como un panal destrozado, como gelatina.
2 comentarios:
Esperábamos su vuelta.
Saludos.
Esto vendría ser una versión modernizada de la declaración de Castorp a Clawdia Chauchat, no?
Por cierto, debes actualizar tus blogtenientes, el anti-blog ya no existe, ahora tengo otro hasta que me canse :D
Bien que vuelvas, a ver cuando publicas tu lista de 100 mejores canciones de este año.
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