Nunca supo cómo fue que aprendió a bajar siempre la cabeza. Hace poco se quedó despierto esperando el amanecer, y se dio cuenta de que estaba nublado. Nadie sabe que sigue rezando antes de dormirse. Nunca creyó en Dios. Detesta que los pies le asomen por debajo de la sábana. Cuando era chico se sabía de memoria cincuenta decimales del número pi. Rara vez termina algo de lo que empieza (se aburre rápido de todo, aunque siempre come lo mismo). Supone que aún tiene la mente de un niño, pero no está seguro. No cree que sea imprescindible pedir perdón. Piensa bastante en dinero, cosa que jamás le interesó. Hace décadas que no dibuja, y no sabe exactamente porqué dejó de hacerlo. Tal vez se haya aburrido. Dibujó él mismo todas las tarjetas de su primera comunión. Antes de ayer copió la cara de alguien en una caja vacía de cigarrillos y le salió perfecta. Últimamente fuma mucho. Dice que un fumador nunca realmente deja (a lo sumo espera más de la cuenta para encender el próximo). Se graduó con honores de una carrera que nunca le gustó. Cuando sale de su casa a trabajar tiene la impresión de que ese día va a ser diferente. Le dura un rato. Vive solo. Le molesta la gente que en el tren se abalanza sobre los asientos. Le molestan otras cosas también, pero nunca dice nada. Cuando tenía nueve años se cayó de una hamaca y se dio contra un borde, casi se desmaya. A los pocos días su familia se mudó y nunca más volvió a esa plaza. Sin darse cuenta se acuerda de ella todos los días. Se acuerda de muchas cosas. Le gusta salir a la ruta. Una noche no se podía dormir. Daba vueltas en la cama y hablaba para adentro. En vez de tomarse un té agarró el auto y se fue a Rosario. Ya van a ser quince años o más. Todavía no estaba completa la autopista, pero tardó menos de tres horas. En una estación de servicio se compró unos sandwiches de miga envasados al vacío. Se acuerda de eso también. Llegó cuando ya no estaba oscuro. No sabía realmente qué hacer pero estaba feliz, o algo por el estilo. Ese día tenía que ir a trabajar. Estacionó y se quedó sentado al volante mirando a unos chicos que iban para el colegio. Encendió la radio pero solo escuchó zumbidos. Después de un rato se aburrió otra vez. Nunca había estado en Rosario. Nunca había estado en ninguna parte. Llovía. En el viaje de vuelta casi se mata. Vendió el auto poco tiempo después. Una vez conoció a una mujer. Fue en la noche de año nuevo y se quedaron haciendo el amor bajo una escalera de incendios. Le pidió por teléfono que se vaya a vivir con él; ella le dijo que sí pero después cambió de planes. La vio hace poco en un shopping y miró para otro lado para no tener que saludarla. Iba sola. Desde entonces piensa que nadie se enamora de nadie. Le gustan los subtes. Cuando el subte está llegando se imagina que algún loco lo va a empujar a las vías. Dice que locos hay en todos lados. Mucho antes de lo de Rosario hablaron con un amigo, compraron unas máquinas en la zona sur y se pusieron a falsificar australes. No eran perfectos, pero salían bien. Los tiene guardados o los quemó. Nunca los descubrieron. El amigo murió pero no fue al entierro. Cree que tal vez lo cremaron. Quiere que a él también lo cremen. Es lo mejor, ya está viejo. Hace poco ganó dos mil pesos en la lotería provincial y puso unos juegos en el jardín de su casa para cuando su nieto lo fuera a visitar. Nunca tuvo hijos. Suele contar un sueño que tuvo hace cinco o cincuenta años: él corría por una ciudad y desde el aire lo perseguía un dirigible, con un motor ruidoso que le taladraba las orejas. A veces estaba lejos, a veces ahí nomás. Lo buscaba a él. No cree que haya podido escapar. Se acuerda de muchas cosas. Aunque ahora empieza a olvidarlas.
5 comentarios:
¿Y tiene nombre? ¿Adónde vive? ¿Cuándo cumple años? ¿De qué color es el piso de su cuarto? ¿A quién votó en las últimas elecciones? ¿Es hincha de algún club de fútbol? ¿Qué música escucha? ¿Cuándo fue la última vez que lo besaron?
No, no vale preguntar, es una adivinanza y ya bastante pistas tiró (?).
Me gustó mucho (esta última palabra repitase unas tres veces, con cara de sorprendido). Se me hace que lo escribiste después de escuchar Fittier Happier, no sé, es algo que se me ocurrió mientras leía.
Sí, me saco las ganas de comentar un post cuatro meses después. Un saludo.
muy bien escrito. me gusto mucho
muy bien escrito. me gusto mucho.
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