No decimos palabra. El bar América se inhala como una mezcla de pan ácimo y madera recién cortada. Mi amigo Ángelo Cassini, como todos los viernes, se toma con sosiego el primer vaso de Fernet. Yo, en cambio, doy los últimos sorbos a un café, mientras me pregunto cómo es posible que éste sea más sabroso en cualquier bar de cuarta (aunque no sea éste el caso particular del América, que es el Queen Elizabeth Dos de los bares porteños) que en mi propia casa. Siempre me hago la misma pregunta y nunca me la contesto. Pienso que debería preguntárselo a Sócrates, a ver qué opina él.
Sócrates: “¡No opino nada estimado Sr. Fernández! Jamás tomo café. Ni alcohol. Sólo cicuta”.
Yo: “Usted, estimado Sócrates, me sorprende; si no me equivoco me acaba de leer la mente”.
S: “No soy quién para determinar si está usted equivocado o no. Lo único que sé es que no sé nada”.
Ángelo: “No la limés más, man”.
S: “Sr. Fernández, ¿Ha estado usted reflexionando sobre su consideración de votar a Macri en el ballotage de mañana?”
Yo: “En efecto. No me han quedado sabores muy dulces de la conversación que sostuvimos el otro día. Usted tiene ciertamente un don para hallar los puntos débiles en los pensamientos de los otros, y meter el palito justo ahí, siempre justo ahí, hasta que todo el edificio se desmorona como casita de naipes ¿Por qué lo hace?”
S: “Para eso me pag… ejem… Solo sé que no sé nada”.
Yo: “Sin embargo estoy bastante seguro de haber dejado las cosas más o menos en claro. Yo dije que vo-ta-ría, nótese el uso del tiempo condicional, votaría a Mauricio Macri por una cuestión experimental, para que su bello discurso que tantos resultados parece haberle dado se desintegre como polvillo. Más que lo votaría, la idea fue sugerir que me interesa, desde un punto de vista analítico, el escenario político de tenerlo como Jefe de Gobierno de Buenos Aires. Nunca sostuve que su figura me simpatizara, y mucho menos que creyera en su propuesta”.
S: “Sin embargo lo ha ubicado en franca oposición a la improvisación de Filmus, acusándolo a este último de ser un designado que llega sin ningún programa a ocupar un despacho para Kirchner. Recuerdo que había acusado al gobierno nacional de competir por la Capital como si fuera una aberración”.
Yo: “No es una aberración. En realidad admito que no hay ninguna razón lógica que diga que el gobierno no debería competir. ¿Cómo no va a competir si es la principal fuerza política del país? Por otra parte, eso que decía de ganar posiciones como en el TEG, es algo inherente al “juego” de la política, con lo cual si usted me aprieta le digo que Mauricio Macri busca exactamente lo mismo. Mi duda en este aspecto se apoyaba, y se sigue apoyando, en la figura de Filmus. Por qué y desde cuándo quiere llegar Filmus a Jefe de Gobierno… lo veo como un candidato forzado, que no está hoy peleando la Capital porque haya sido su voluntad original, sino porque alguien se lo ordenó y porque tiene todo el kirchnerismo detrás dándole una mano enorme. Su carta de presentación número uno es: “Soy el candidato del oficialismo”. El mismo como persona no dice mucho. Su programa o su ideología tampoco dicen mucho. La gente lo va a votar y lo va a dejar de votar basada en su pertenencia al Frente por la Victoria. No hay mucho más para analizar, y ahí va a tener unos cuantos votantes que prefieren votar a Macri antes que cualquier cosa relacionada con el gobierno. Esa es la sensación que me deja. Seguramente exageré al decir que no tiene un programa, pero lo he visto al programa, está en la página de Internet, y algunas cosas todavía son un poco vagas. También hay cosas interesantes, pero me parece muy poco tiempo el que tuvo desde su designación para armar algo que piense que puede llegar a andar. En ese sentido Macri hace bastante tiempo que ha armado su fuerza, de la cual él es el líder: y no lo hizo como Kirchner sobre las bases semiautomáticas de tener la presidencia; es decir, es un candidato más “natural”, y eso independientemente, de la afinidad ideológica que pueda tener con uno y otro”.
S: “No obstante Mauricio Macri mismo ha dicho que se metió a competir por la ciudad porque no tenía chances de ganar la presidencia. Se puede decir que es candidato por descarte ¿Cómo asocia eso a ser un candidato “natural”?”.
Yo: “Tiene usted razón señor Sócrates. No obstante Macri ya participó en elecciones anteriores, en el año 2003 cuando perdió el ballotage con Aníbal Ibarra, con lo cual sostengo que su conocimiento de causa es necesariamente mayor a la de un tipo que, si bien ya tiene experiencia como funcionario, recién hace un puñado de meses que está armando su propuesta para gobernar en Capital. Después uno puede coincidir o no con su discurso, y yo ya dije que su discurso global de que estamos en el peor de los infiernos me parece lamentable y que se nutre de la calentura de los votantes, y no de su capacidad de pensar, de la cual siempre quedan enormes dudas. Queda claro, entonces, que mi supuesto voto por Macri no es porque lo vea como el candidato “natural” (que es sin dudas una fortaleza por sobre Filmus), o porque coincida con su ideología, o admire su figura individual. Lo votaría para cagarlo, hablando mal y pronto. Como es tan solo un supuesto, dado que Macri va a ganar lo vote o no, además de que yo no voto en Capital, me parece que todos mis amigos de izquierda no deberían considerarme un facho en potencia a punto de caer en el lado oscuro de la fuerza, sino tan solo un abridor de latas... Yo quiero abrir la lata que es Macri y ver qué hay dentro. Me parece más interesente que abrir la lata de Filmus, donde ya sé que voy a encontrar al tuerto”.
S: “¿Y qué piensa que va a encontrar abriendo la lata de Macri? ¿Socialismo?”.
Yo: “Justamente ahí radica el interés político de todo el asunto. La gente, desde la vereda anti-Macri, lo asocia rápidamente con el neoliberalismo, el privatismo, la patria empresaria, el laisez-faire económico y la represión. Y admito que hay cierto fundamento lógico a ese esquema, teniendo en cuenta de dónde viene el muchacho. Pero el tipo no va a gobernar una burbuja, Sócrates. El tipo va a llegar a un escenario bastante complejo que merece un análisis atento: por un lado todo lo que tenga que ver con el menemismo, los 90, que Macri de alguna manera encarnaría, está todavía fuertemente desacreditado. Parece haber una onda más “progre” si tenemos en cuenta el nivel de consenso que llegaron a tener ciertas políticas del kirchnerismo, tanto al nivel de la opinión pública (lo que sea que sea eso) como a nivel mediático (todos los medios están con Kirchner) y a nivel político (todos los cadáveres se quieren salvar con Kirchner). Si Macri es más o menos inteligente, por más que tenga a Mussolini en el fondo del corazón, no va a traer el menemismo de vuelta sin más. De hecho, su campaña en general ha tratado de ocultar mucho la onda ideológica, y eso por algo es. El tipo no es boludo. Además, cuando sea Jefe de Gobierno probablemente va a tener que pactar con el gobierno y está claro que no va a andar picaneando a todo el mundo. Al menos no hasta que consiga esa autonomía que dice que va a buscar apenas asuma. Por otro lado, el hecho de que la gente esta vez se haya animado a votarlo, y con el nivel altísimo de porcentajes que sacó en primera vuelta, da para preguntarse si acaso el “noventismo” está empezando a volver, si la gente en general está empezando a pedir un poco más de fascismo, de represión, de mano dura ante los problemas persistentes. Y por eso votan a Macri, a quien, más allá de su campaña, siguen asociando a alguien de derecha que está por la ley y el orden. Puede ser eso. Pero también puede ser, y a mí personalmente me parece más probable, es que Macri haya dado en la tecla y los votantes se estén tragando eso de que él viene sin ideologías a solucionar los problemas concretos. Eso parece sin dudas seductor para un padrón acostumbrado a grandes discursos de principios ideológicos que a la hora de los bifes nunca se traducen en soluciones empíricas. En todo caso, suponiendo que Macri inevitablemente va a traer “aires noventosos”, va a ser interesante analizar cómo va a empezar a jugar esa mentalidad en el contexto kirchnerista, cómo se va a encastrar en un panorama ideológicamente contrario. Qué va a querer hacer Macri y qué no. O también, qué va a poder hacer y qué no. Si va a pulsear con el gobierno para imponer otro paradigma, o si simplemente va a terminar cooptado por el kirchnerismo”.
S: “Justamente, el tema de los problemas concretos también parecía “tragárselo” usted ¿Cómo ha digerido esta semana el tema de ideología vs. propuestas concretas?”.
Yo: “He estado rumiando bastante ese tema, que me parece la cuestión de fondo. Muchos amigos me han dicho que votar según las propuestas concretas de un candidato, independientemente de su ideología, es caer en las telarañas del discurso macrista sin pedir nada a cambio. Y tienen razón en parte; no soy tan ingenuo Sócrates. Soy plenamente conciente de que eso de las “propuestas concretas” es uno de los principales caballitos de batalla de la campaña de Macri. Ahora ¿Cuál es el primer impulso desde la izquierda? Pensar que como viene de Macri, se trata todo de un chamuyo barato para ocultar sus diabólicas intenciones de reprimir y privatizar. Y chau. Esa, Sócrates, me parece una postura bastante miope; y no porque crea que Macri vaya a cumplir todo lo que propone, ni porque crea que el tipo realmente venga sin ideología, sino porque a la luz de sus resultados, hay que detenerse a analizar seriamente cómo su discurso supo capitalizar una preocupación social por las soluciones concretas que evidentemente está, existe. El analista vago va a decir: los votantes de Capital son todos fachos, los odio a todos, qué tipos de mierda. Y listo. Un análisis realmente pobre, dualista: la gente votó a un facho, la gente es facha. Case closed. Yo, en cambio, creo que la mayoría de la gente que votó y va a volver a votar a Macri no quiere necesariamente que les den con palos a todos los piqueteros o que deporten a todos los bolivianos. Puede ser que siempre un poco de eso haya, pero no tenemos que desatender la pregunta de cómo pegó el tema de las soluciones concretas, de las propuestas más allá de lo ideológico. Y a partir de esa pregunta, buscar un análisis un poco menos obvio que decir “todos los que votaron a Macri son fachos”. Las cuestiones son: ¿Qué estado de las cosas determina que tanta gente haya sido seducida por ese discurso? ¿Hay realmente una superación del tema ideológico?”.
S: “Sin embargo, el viernes pasado usted decía coincidir con ese discurso, y poco después condenaba el voto a Macri diciendo que la gente evidentemente era estúpida. No parece un análisis muy sabio a la luz de lo que nos está diciendo ahora, además de ser contradictorio. ¿No lo cree Sr. Fernández?”.
Yo: “Veo, Sr. Sócrates, que está empecinado en llegar al corazón de mis argumentos. Veo que quiere destrozarlos. Pero tenga cuidado: se las tiene que ver esta vez con un formidable rival”.
S: “Miedo y terror me invaden este preciso instante. Pero continúe, Sr. Fernández. Ardo en deseos de conocer su respuesta”.
Yo: “No arda estimado Sócrates. Con la cicuta tiene suficiente ardor. Bien. El discurso de Macri tiene dos aristas. Por un lado nos quiere convencer de que la ciudad es un caos total, un desastre. Es lo que dijo en el debate, y lo que dice en varias entrevistas. En ese punto no coincido. Buenos Aires tiene problemas lógicos inherentes a toda megalópolis deforme y desproporcionada. Son problemas, es cierto. Algunos son bastante serios, es cierto. De ahí a que sea el infierno total que sugiere Macri en su discurso hay una importante brecha. Yo vengo a Capital todo el tiempo. Hay cosas que están mal, pero sigue siendo en esencia una ciudad muy habitable. Salvando, claro está, a una minoría que vive en villas. Pero para la clase media, que es la que lo vota, es una ciudad habitable. Ahí es donde veo en Macri un discurso barato, previsible, distorsivo, que lo que busca es apelar a la gente que anda con miedo, que se calienta, a la gente que vota con la víscera y que exagera todo. Hay un paro de subtes un día y es el fin del mundo. La gente se calienta y se le queman las neuronas. Esa es la lógica, y ahí si puedo decir que si la gente se come ese verso, entonces la gente es medio pelotuda”.
S: “Lo sigo atentamente”.
Yo: “Pero esa arista es secundaria, es solamente uno de los aspectos que toma su discurso más fuerte… que es que la ciudad tiene problemas, y nosotros, Mauricio y Gabriela, vamos a solucionarlos. Tan simple como eso. Filmus también habla de problemas y soluciones, pero Filmus se basa en discursos sobre los derechos humanos y el imaginario progresista, y recurre al truco elemental de mostrarnos a famosos que supuestamente lo van a votar (Referentes comprometidos del progresismo argentino como Alejandro Fantino y Horacio Fontova, por poner un par de ejemplos). Qué me prueba a mí que Víctor Heredia lo vote a Filmus. Qué me dice sobre lo que va a hacer Filmus con los problemas de la ciudad. No mucho. Apela afectivamente al imaginario del votante de izquierda o progre. Es un truco viejo que no solo ya fue usado con Ibarra (y sabemos en qué terminó Ibarra), sino que hasta diría que no es inteligente. El tipo que ve a Víctor Heredia y dice “ya está, lo voto a Filmus” es el tipo que se corta las manos antes de votar a Macri. Es decir, ya es un votante cautivo. ¡¡¡Filmus tiene que convencer al tipo que tiende a decidirse por Macri!!! Y a ese tipo ni a palos lo convencés mostrándole una foto de Víctor Heredia, ¡Y mucho menos de Alejandro Fantino!”.
S: “No tengo nada que objetar”.
Yo: “Macri trata de evitar ese tipo de conceptos ideológicos. Habla de soluciones concretas mientras la ideología pierde peso. Se puede decir que él mismo flexibiliza su condición de “candidato de derecha”, dice que eso no importa en tanto él es solamente un tipo que tiene un programa concreto para solucionar problemas concretos. Por eso hace esas maratones de propuestas y toda esa onda. Y ahí me parece que si esto tiene pegada por algo es, por algo muy importante, muy serio, que Macri supo interpretar en el colectivo social, y que va más allá de la tesis de que la gente es idiota, fascista y se come cualquier cuento. Ahí tenemos que buscar las razones. La postura de Macri en principio parece coincidir con ese discurso de derecha tan común de “lo ideologizado” como algo negativo: ejemplo: “No, ese tipo está demasiado ideologizado”. Yo digo, perfecto que esté ideologizado. Sin ideologías a dónde vamos a parar, digo yo. Pero después sale el discurso automáticamente especular, que dice que todo es ideología. Es el discurso típico de la izquierda. Todo es ideología. Y es un discurso interesante, debatible, pero a la hora de la verdad, a la hora de ir a votar con los problemas cotidianos a cuestas, cuánto termina pesando la ideología. Tradicionalmente mucho, históricamente se votaba con lo ideológico y no había problema, pero Macri ha sabido interpretar que eso como que está dejando de funcionar. Se nos han vendido tantos discursos ideológicos que después en la práctica terminaban siendo cuentitas de vidrio. ¿Qué pasó con el “progresista” Ibarra? Su gestión terminó avalando que mueran casi doscientas personas porque alguien quiso hacer mejor su negocio. Los votantes se cansaron un poco de eso… y ahí ya no los puedo acusar tanto. Porque yo mismo si me quiero parar ahí digo… claro, no vas a extender los subtes con derechos humanos. Los vas a extender con la competencia necesaria. Ahí necesitás a alguien competente y con voluntad. Puede ser Trosky reencarnado o Milton Friedman resucitado. Da lo mismo si sale y hace las obras necesarias. Creo que eso es lo que está circulando, lo que Macri supo explotar a la perfección. Y creo que algo de eso es legítimo. No es ilógico votar una gestión que tenga resultados visibles. Es verdad que a veces Macri suena medio tonto hablando de “una ciudad linda, etc.” pero lo cierto es que eso está, guste o no guste. Yo camino por la calle, y digo “qué sucia que está, porqué nadie es capaz de hacer algo concreto y útil para que gente sea un poco más limpia”. Lo digo yo, y no me avergüenzo para nada. No soy facho por pensar eso. Y fíjese que de pronto paso por Retiro y veo la villa 31. Unos dirán, “qué los deporten a todos y a los que quedan le prendan fuego”; yo digo “Que les den trabajo y una vivienda digna”. Ahí está la ideología, pero por debajo está el sustrato común: “que se haga algo”, porque siempre está igual. Y Macri no sale y dice “los vamos a deportar a todos”. Dice “vamos a hacer algo”. Y ahí se lleva a los votantes, sean de derecha o más progresistas. Neutraliza el tema ideológico. Estas cuestiones son las que están teniendo su peso al momento de votar, y no si te vota Víctor Heredia, Estela de Carlotto o la Madre Teresa. Si la gente vota a Macri no es porque sean todos fachos, sino porque evidentemente los gobiernos anteriores, barrocos en el discurso ideológico, no han sabido capitalizarlo en obras concretas. No quiero caer en el populismo de decir “en esto la gente tiene razón”, pero evidentemente las cosas pasan por algo, ya eso quiero ir. Nosotros desde nuestros púlpitos letrados podemos fustigar esta desideologización, quedarnos preguntando “¿A dónde fueron los valores?” Pero lo cierto es que la percepción es otra, y el que la ha sabido encontrar mejor que nadie es Macri. Habría que ver cómo hacemos para que las ideologías que defendemos no queden en simples discursos baratos y ayuden a crear la sensación de que las cosas que necesitan solución se solucionan”.
A: “¿Dónde votabas vos, Federico?”.
Yo: “En San Isidro”.
A: “¡¡¡AH SOS UN CHICO PRO!!! Ahora entiendo”.
Yo: “Según veo te dejás seducir por esos estereotipos arcaicos más usados que un forro. No tenés nivel alguno para discutir conmigo”.
A: “Aflojá mariconazo… era una broma. En realidad lo que decís es interesante, pero hay otra cosa de Macri que fastidia mucho a la izquierda más allá de su intención de ocultar lo ideológico, que es esa onda “light”, dolorosamente banal, que pretende imprimir en su lugar. ¿Vos entraste a la página web de PRO? Si no la viste, te la recomiendo, no tiene ningún tipo de desperdicio. Vos ves esa página y si tenés media neurona Macri se hace automáticamente invotable. En la portada hay un menú con opciones como “Sumá un amigo a PRO”, “Mandanos tu foto”, “Mandanos tu video”, “Votá la mejor foto”, “Votá el mejor video”. ¿Qué mierda es eso? ¿Un casting para American Idol? Si vas al link para votar la mejor foto, aparece cada pelotudez que asusta. Los chupamedias de Macri mandan fotos de sus bebés con la camiseta de Boca, de sus perros, sí, de sus malditos perros, fotos de un arco iris tipo almanaque zen, cualquier verdura… Hay mucha chica linda con gafas oscuras, mucho pendejo bien empilchado, mucha vieja con cara de bisturí. Hay mucho yate, mucha estancia, mucho veraneo en la playa. Una manda una foto de Puerto Madero, con la consigna “todos los barrios deberían ser como Puerto Madero”. Ahí tenés quiénes votan a Macri. Ahí tenés la ideología. Solo falta una rubia bronceada con la consigna “Miami también es pro”. Parece el foro de un club de fans histéricos que no tienen una mínima idea sobre lo que es la política, y que además remiten a toda una cultura, una cultura light, aburrida, vana, incapaz de articular medio pensamiento; todo ese resabio del consumismo menemista que vuelve por sus fueros. Es desolador. Ya no sabés si son una secta new-age o una propuesta política. Después tenés una lista de todo lo que es PRO. Esa lista a mí me parece clave porque por un lado muestra la hilacha de algunas de las cuestiones ideológicas que según vos Macri pretende ocultar, como por ejemplo “que se pueda volver a circular por las calles”, o “terminar con la puerta giratoria en las cárceles”. Y también, hay boludeces atroces como “Que el equipo de fútbol más popular de la Argentina sea admirado en el mundo”.
Yo: “Leí esa lista. Es un artefacto discursivo interesante que amerita discutirse punto por punto. Hay cosas bastante triviales, otras bastante ideológicas, y otras con las que en principio no disiento. Me parece interesante para discutir punto por punto. En cuanto a lo de las fotos, es bastante chocante, pero no te olvidés que el “chetaje”, es solo una porción de los votantes. No te olvides que sacó mayoría en todos los barrios. Hay muchos otros votantes de Macri que no saben lo que es un yate, por lo cual no podés reducir el voto macrista al menemismo nostálgico. De todas maneras, es un punto válido y obviamente que Macri y esa clase social se identifican sin problemas. Y el problema es que cada uno vota por diferentes razones. Lo que está claro es que el voto ideológico está en retroceso, ya sea a favor de la solución concreta o a favor de la camaradería de clase. El problema para nosotros, los "amigos de las ideologías", es saber qué está fallando. Porque yo también soy ideológico. No soy un absolutista de las ideologías, pero creo que son inexorables, y creo necesario que los ciudadanos sean capaz de pensarlas. Así que sí, me considero un "amigo de las ideologías”.
S: “No más preguntas por hoy. Tanto blablablá y tanta cicuta están empezando a hacer efecto”.
Sócrates: “¡No opino nada estimado Sr. Fernández! Jamás tomo café. Ni alcohol. Sólo cicuta”.
Yo: “Usted, estimado Sócrates, me sorprende; si no me equivoco me acaba de leer la mente”.
S: “No soy quién para determinar si está usted equivocado o no. Lo único que sé es que no sé nada”.
Ángelo: “No la limés más, man”.
S: “Sr. Fernández, ¿Ha estado usted reflexionando sobre su consideración de votar a Macri en el ballotage de mañana?”
Yo: “En efecto. No me han quedado sabores muy dulces de la conversación que sostuvimos el otro día. Usted tiene ciertamente un don para hallar los puntos débiles en los pensamientos de los otros, y meter el palito justo ahí, siempre justo ahí, hasta que todo el edificio se desmorona como casita de naipes ¿Por qué lo hace?”
S: “Para eso me pag… ejem… Solo sé que no sé nada”.
Yo: “Sin embargo estoy bastante seguro de haber dejado las cosas más o menos en claro. Yo dije que vo-ta-ría, nótese el uso del tiempo condicional, votaría a Mauricio Macri por una cuestión experimental, para que su bello discurso que tantos resultados parece haberle dado se desintegre como polvillo. Más que lo votaría, la idea fue sugerir que me interesa, desde un punto de vista analítico, el escenario político de tenerlo como Jefe de Gobierno de Buenos Aires. Nunca sostuve que su figura me simpatizara, y mucho menos que creyera en su propuesta”.
S: “Sin embargo lo ha ubicado en franca oposición a la improvisación de Filmus, acusándolo a este último de ser un designado que llega sin ningún programa a ocupar un despacho para Kirchner. Recuerdo que había acusado al gobierno nacional de competir por la Capital como si fuera una aberración”.
Yo: “No es una aberración. En realidad admito que no hay ninguna razón lógica que diga que el gobierno no debería competir. ¿Cómo no va a competir si es la principal fuerza política del país? Por otra parte, eso que decía de ganar posiciones como en el TEG, es algo inherente al “juego” de la política, con lo cual si usted me aprieta le digo que Mauricio Macri busca exactamente lo mismo. Mi duda en este aspecto se apoyaba, y se sigue apoyando, en la figura de Filmus. Por qué y desde cuándo quiere llegar Filmus a Jefe de Gobierno… lo veo como un candidato forzado, que no está hoy peleando la Capital porque haya sido su voluntad original, sino porque alguien se lo ordenó y porque tiene todo el kirchnerismo detrás dándole una mano enorme. Su carta de presentación número uno es: “Soy el candidato del oficialismo”. El mismo como persona no dice mucho. Su programa o su ideología tampoco dicen mucho. La gente lo va a votar y lo va a dejar de votar basada en su pertenencia al Frente por la Victoria. No hay mucho más para analizar, y ahí va a tener unos cuantos votantes que prefieren votar a Macri antes que cualquier cosa relacionada con el gobierno. Esa es la sensación que me deja. Seguramente exageré al decir que no tiene un programa, pero lo he visto al programa, está en la página de Internet, y algunas cosas todavía son un poco vagas. También hay cosas interesantes, pero me parece muy poco tiempo el que tuvo desde su designación para armar algo que piense que puede llegar a andar. En ese sentido Macri hace bastante tiempo que ha armado su fuerza, de la cual él es el líder: y no lo hizo como Kirchner sobre las bases semiautomáticas de tener la presidencia; es decir, es un candidato más “natural”, y eso independientemente, de la afinidad ideológica que pueda tener con uno y otro”.
S: “No obstante Mauricio Macri mismo ha dicho que se metió a competir por la ciudad porque no tenía chances de ganar la presidencia. Se puede decir que es candidato por descarte ¿Cómo asocia eso a ser un candidato “natural”?”.
Yo: “Tiene usted razón señor Sócrates. No obstante Macri ya participó en elecciones anteriores, en el año 2003 cuando perdió el ballotage con Aníbal Ibarra, con lo cual sostengo que su conocimiento de causa es necesariamente mayor a la de un tipo que, si bien ya tiene experiencia como funcionario, recién hace un puñado de meses que está armando su propuesta para gobernar en Capital. Después uno puede coincidir o no con su discurso, y yo ya dije que su discurso global de que estamos en el peor de los infiernos me parece lamentable y que se nutre de la calentura de los votantes, y no de su capacidad de pensar, de la cual siempre quedan enormes dudas. Queda claro, entonces, que mi supuesto voto por Macri no es porque lo vea como el candidato “natural” (que es sin dudas una fortaleza por sobre Filmus), o porque coincida con su ideología, o admire su figura individual. Lo votaría para cagarlo, hablando mal y pronto. Como es tan solo un supuesto, dado que Macri va a ganar lo vote o no, además de que yo no voto en Capital, me parece que todos mis amigos de izquierda no deberían considerarme un facho en potencia a punto de caer en el lado oscuro de la fuerza, sino tan solo un abridor de latas... Yo quiero abrir la lata que es Macri y ver qué hay dentro. Me parece más interesente que abrir la lata de Filmus, donde ya sé que voy a encontrar al tuerto”.
S: “¿Y qué piensa que va a encontrar abriendo la lata de Macri? ¿Socialismo?”.
Yo: “Justamente ahí radica el interés político de todo el asunto. La gente, desde la vereda anti-Macri, lo asocia rápidamente con el neoliberalismo, el privatismo, la patria empresaria, el laisez-faire económico y la represión. Y admito que hay cierto fundamento lógico a ese esquema, teniendo en cuenta de dónde viene el muchacho. Pero el tipo no va a gobernar una burbuja, Sócrates. El tipo va a llegar a un escenario bastante complejo que merece un análisis atento: por un lado todo lo que tenga que ver con el menemismo, los 90, que Macri de alguna manera encarnaría, está todavía fuertemente desacreditado. Parece haber una onda más “progre” si tenemos en cuenta el nivel de consenso que llegaron a tener ciertas políticas del kirchnerismo, tanto al nivel de la opinión pública (lo que sea que sea eso) como a nivel mediático (todos los medios están con Kirchner) y a nivel político (todos los cadáveres se quieren salvar con Kirchner). Si Macri es más o menos inteligente, por más que tenga a Mussolini en el fondo del corazón, no va a traer el menemismo de vuelta sin más. De hecho, su campaña en general ha tratado de ocultar mucho la onda ideológica, y eso por algo es. El tipo no es boludo. Además, cuando sea Jefe de Gobierno probablemente va a tener que pactar con el gobierno y está claro que no va a andar picaneando a todo el mundo. Al menos no hasta que consiga esa autonomía que dice que va a buscar apenas asuma. Por otro lado, el hecho de que la gente esta vez se haya animado a votarlo, y con el nivel altísimo de porcentajes que sacó en primera vuelta, da para preguntarse si acaso el “noventismo” está empezando a volver, si la gente en general está empezando a pedir un poco más de fascismo, de represión, de mano dura ante los problemas persistentes. Y por eso votan a Macri, a quien, más allá de su campaña, siguen asociando a alguien de derecha que está por la ley y el orden. Puede ser eso. Pero también puede ser, y a mí personalmente me parece más probable, es que Macri haya dado en la tecla y los votantes se estén tragando eso de que él viene sin ideologías a solucionar los problemas concretos. Eso parece sin dudas seductor para un padrón acostumbrado a grandes discursos de principios ideológicos que a la hora de los bifes nunca se traducen en soluciones empíricas. En todo caso, suponiendo que Macri inevitablemente va a traer “aires noventosos”, va a ser interesante analizar cómo va a empezar a jugar esa mentalidad en el contexto kirchnerista, cómo se va a encastrar en un panorama ideológicamente contrario. Qué va a querer hacer Macri y qué no. O también, qué va a poder hacer y qué no. Si va a pulsear con el gobierno para imponer otro paradigma, o si simplemente va a terminar cooptado por el kirchnerismo”.
S: “Justamente, el tema de los problemas concretos también parecía “tragárselo” usted ¿Cómo ha digerido esta semana el tema de ideología vs. propuestas concretas?”.
Yo: “He estado rumiando bastante ese tema, que me parece la cuestión de fondo. Muchos amigos me han dicho que votar según las propuestas concretas de un candidato, independientemente de su ideología, es caer en las telarañas del discurso macrista sin pedir nada a cambio. Y tienen razón en parte; no soy tan ingenuo Sócrates. Soy plenamente conciente de que eso de las “propuestas concretas” es uno de los principales caballitos de batalla de la campaña de Macri. Ahora ¿Cuál es el primer impulso desde la izquierda? Pensar que como viene de Macri, se trata todo de un chamuyo barato para ocultar sus diabólicas intenciones de reprimir y privatizar. Y chau. Esa, Sócrates, me parece una postura bastante miope; y no porque crea que Macri vaya a cumplir todo lo que propone, ni porque crea que el tipo realmente venga sin ideología, sino porque a la luz de sus resultados, hay que detenerse a analizar seriamente cómo su discurso supo capitalizar una preocupación social por las soluciones concretas que evidentemente está, existe. El analista vago va a decir: los votantes de Capital son todos fachos, los odio a todos, qué tipos de mierda. Y listo. Un análisis realmente pobre, dualista: la gente votó a un facho, la gente es facha. Case closed. Yo, en cambio, creo que la mayoría de la gente que votó y va a volver a votar a Macri no quiere necesariamente que les den con palos a todos los piqueteros o que deporten a todos los bolivianos. Puede ser que siempre un poco de eso haya, pero no tenemos que desatender la pregunta de cómo pegó el tema de las soluciones concretas, de las propuestas más allá de lo ideológico. Y a partir de esa pregunta, buscar un análisis un poco menos obvio que decir “todos los que votaron a Macri son fachos”. Las cuestiones son: ¿Qué estado de las cosas determina que tanta gente haya sido seducida por ese discurso? ¿Hay realmente una superación del tema ideológico?”.
S: “Sin embargo, el viernes pasado usted decía coincidir con ese discurso, y poco después condenaba el voto a Macri diciendo que la gente evidentemente era estúpida. No parece un análisis muy sabio a la luz de lo que nos está diciendo ahora, además de ser contradictorio. ¿No lo cree Sr. Fernández?”.
Yo: “Veo, Sr. Sócrates, que está empecinado en llegar al corazón de mis argumentos. Veo que quiere destrozarlos. Pero tenga cuidado: se las tiene que ver esta vez con un formidable rival”.
S: “Miedo y terror me invaden este preciso instante. Pero continúe, Sr. Fernández. Ardo en deseos de conocer su respuesta”.
Yo: “No arda estimado Sócrates. Con la cicuta tiene suficiente ardor. Bien. El discurso de Macri tiene dos aristas. Por un lado nos quiere convencer de que la ciudad es un caos total, un desastre. Es lo que dijo en el debate, y lo que dice en varias entrevistas. En ese punto no coincido. Buenos Aires tiene problemas lógicos inherentes a toda megalópolis deforme y desproporcionada. Son problemas, es cierto. Algunos son bastante serios, es cierto. De ahí a que sea el infierno total que sugiere Macri en su discurso hay una importante brecha. Yo vengo a Capital todo el tiempo. Hay cosas que están mal, pero sigue siendo en esencia una ciudad muy habitable. Salvando, claro está, a una minoría que vive en villas. Pero para la clase media, que es la que lo vota, es una ciudad habitable. Ahí es donde veo en Macri un discurso barato, previsible, distorsivo, que lo que busca es apelar a la gente que anda con miedo, que se calienta, a la gente que vota con la víscera y que exagera todo. Hay un paro de subtes un día y es el fin del mundo. La gente se calienta y se le queman las neuronas. Esa es la lógica, y ahí si puedo decir que si la gente se come ese verso, entonces la gente es medio pelotuda”.
S: “Lo sigo atentamente”.
Yo: “Pero esa arista es secundaria, es solamente uno de los aspectos que toma su discurso más fuerte… que es que la ciudad tiene problemas, y nosotros, Mauricio y Gabriela, vamos a solucionarlos. Tan simple como eso. Filmus también habla de problemas y soluciones, pero Filmus se basa en discursos sobre los derechos humanos y el imaginario progresista, y recurre al truco elemental de mostrarnos a famosos que supuestamente lo van a votar (Referentes comprometidos del progresismo argentino como Alejandro Fantino y Horacio Fontova, por poner un par de ejemplos). Qué me prueba a mí que Víctor Heredia lo vote a Filmus. Qué me dice sobre lo que va a hacer Filmus con los problemas de la ciudad. No mucho. Apela afectivamente al imaginario del votante de izquierda o progre. Es un truco viejo que no solo ya fue usado con Ibarra (y sabemos en qué terminó Ibarra), sino que hasta diría que no es inteligente. El tipo que ve a Víctor Heredia y dice “ya está, lo voto a Filmus” es el tipo que se corta las manos antes de votar a Macri. Es decir, ya es un votante cautivo. ¡¡¡Filmus tiene que convencer al tipo que tiende a decidirse por Macri!!! Y a ese tipo ni a palos lo convencés mostrándole una foto de Víctor Heredia, ¡Y mucho menos de Alejandro Fantino!”.
S: “No tengo nada que objetar”.
Yo: “Macri trata de evitar ese tipo de conceptos ideológicos. Habla de soluciones concretas mientras la ideología pierde peso. Se puede decir que él mismo flexibiliza su condición de “candidato de derecha”, dice que eso no importa en tanto él es solamente un tipo que tiene un programa concreto para solucionar problemas concretos. Por eso hace esas maratones de propuestas y toda esa onda. Y ahí me parece que si esto tiene pegada por algo es, por algo muy importante, muy serio, que Macri supo interpretar en el colectivo social, y que va más allá de la tesis de que la gente es idiota, fascista y se come cualquier cuento. Ahí tenemos que buscar las razones. La postura de Macri en principio parece coincidir con ese discurso de derecha tan común de “lo ideologizado” como algo negativo: ejemplo: “No, ese tipo está demasiado ideologizado”. Yo digo, perfecto que esté ideologizado. Sin ideologías a dónde vamos a parar, digo yo. Pero después sale el discurso automáticamente especular, que dice que todo es ideología. Es el discurso típico de la izquierda. Todo es ideología. Y es un discurso interesante, debatible, pero a la hora de la verdad, a la hora de ir a votar con los problemas cotidianos a cuestas, cuánto termina pesando la ideología. Tradicionalmente mucho, históricamente se votaba con lo ideológico y no había problema, pero Macri ha sabido interpretar que eso como que está dejando de funcionar. Se nos han vendido tantos discursos ideológicos que después en la práctica terminaban siendo cuentitas de vidrio. ¿Qué pasó con el “progresista” Ibarra? Su gestión terminó avalando que mueran casi doscientas personas porque alguien quiso hacer mejor su negocio. Los votantes se cansaron un poco de eso… y ahí ya no los puedo acusar tanto. Porque yo mismo si me quiero parar ahí digo… claro, no vas a extender los subtes con derechos humanos. Los vas a extender con la competencia necesaria. Ahí necesitás a alguien competente y con voluntad. Puede ser Trosky reencarnado o Milton Friedman resucitado. Da lo mismo si sale y hace las obras necesarias. Creo que eso es lo que está circulando, lo que Macri supo explotar a la perfección. Y creo que algo de eso es legítimo. No es ilógico votar una gestión que tenga resultados visibles. Es verdad que a veces Macri suena medio tonto hablando de “una ciudad linda, etc.” pero lo cierto es que eso está, guste o no guste. Yo camino por la calle, y digo “qué sucia que está, porqué nadie es capaz de hacer algo concreto y útil para que gente sea un poco más limpia”. Lo digo yo, y no me avergüenzo para nada. No soy facho por pensar eso. Y fíjese que de pronto paso por Retiro y veo la villa 31. Unos dirán, “qué los deporten a todos y a los que quedan le prendan fuego”; yo digo “Que les den trabajo y una vivienda digna”. Ahí está la ideología, pero por debajo está el sustrato común: “que se haga algo”, porque siempre está igual. Y Macri no sale y dice “los vamos a deportar a todos”. Dice “vamos a hacer algo”. Y ahí se lleva a los votantes, sean de derecha o más progresistas. Neutraliza el tema ideológico. Estas cuestiones son las que están teniendo su peso al momento de votar, y no si te vota Víctor Heredia, Estela de Carlotto o la Madre Teresa. Si la gente vota a Macri no es porque sean todos fachos, sino porque evidentemente los gobiernos anteriores, barrocos en el discurso ideológico, no han sabido capitalizarlo en obras concretas. No quiero caer en el populismo de decir “en esto la gente tiene razón”, pero evidentemente las cosas pasan por algo, ya eso quiero ir. Nosotros desde nuestros púlpitos letrados podemos fustigar esta desideologización, quedarnos preguntando “¿A dónde fueron los valores?” Pero lo cierto es que la percepción es otra, y el que la ha sabido encontrar mejor que nadie es Macri. Habría que ver cómo hacemos para que las ideologías que defendemos no queden en simples discursos baratos y ayuden a crear la sensación de que las cosas que necesitan solución se solucionan”.
A: “¿Dónde votabas vos, Federico?”.
Yo: “En San Isidro”.
A: “¡¡¡AH SOS UN CHICO PRO!!! Ahora entiendo”.
Yo: “Según veo te dejás seducir por esos estereotipos arcaicos más usados que un forro. No tenés nivel alguno para discutir conmigo”.
A: “Aflojá mariconazo… era una broma. En realidad lo que decís es interesante, pero hay otra cosa de Macri que fastidia mucho a la izquierda más allá de su intención de ocultar lo ideológico, que es esa onda “light”, dolorosamente banal, que pretende imprimir en su lugar. ¿Vos entraste a la página web de PRO? Si no la viste, te la recomiendo, no tiene ningún tipo de desperdicio. Vos ves esa página y si tenés media neurona Macri se hace automáticamente invotable. En la portada hay un menú con opciones como “Sumá un amigo a PRO”, “Mandanos tu foto”, “Mandanos tu video”, “Votá la mejor foto”, “Votá el mejor video”. ¿Qué mierda es eso? ¿Un casting para American Idol? Si vas al link para votar la mejor foto, aparece cada pelotudez que asusta. Los chupamedias de Macri mandan fotos de sus bebés con la camiseta de Boca, de sus perros, sí, de sus malditos perros, fotos de un arco iris tipo almanaque zen, cualquier verdura… Hay mucha chica linda con gafas oscuras, mucho pendejo bien empilchado, mucha vieja con cara de bisturí. Hay mucho yate, mucha estancia, mucho veraneo en la playa. Una manda una foto de Puerto Madero, con la consigna “todos los barrios deberían ser como Puerto Madero”. Ahí tenés quiénes votan a Macri. Ahí tenés la ideología. Solo falta una rubia bronceada con la consigna “Miami también es pro”. Parece el foro de un club de fans histéricos que no tienen una mínima idea sobre lo que es la política, y que además remiten a toda una cultura, una cultura light, aburrida, vana, incapaz de articular medio pensamiento; todo ese resabio del consumismo menemista que vuelve por sus fueros. Es desolador. Ya no sabés si son una secta new-age o una propuesta política. Después tenés una lista de todo lo que es PRO. Esa lista a mí me parece clave porque por un lado muestra la hilacha de algunas de las cuestiones ideológicas que según vos Macri pretende ocultar, como por ejemplo “que se pueda volver a circular por las calles”, o “terminar con la puerta giratoria en las cárceles”. Y también, hay boludeces atroces como “Que el equipo de fútbol más popular de la Argentina sea admirado en el mundo”.
Yo: “Leí esa lista. Es un artefacto discursivo interesante que amerita discutirse punto por punto. Hay cosas bastante triviales, otras bastante ideológicas, y otras con las que en principio no disiento. Me parece interesante para discutir punto por punto. En cuanto a lo de las fotos, es bastante chocante, pero no te olvidés que el “chetaje”, es solo una porción de los votantes. No te olvides que sacó mayoría en todos los barrios. Hay muchos otros votantes de Macri que no saben lo que es un yate, por lo cual no podés reducir el voto macrista al menemismo nostálgico. De todas maneras, es un punto válido y obviamente que Macri y esa clase social se identifican sin problemas. Y el problema es que cada uno vota por diferentes razones. Lo que está claro es que el voto ideológico está en retroceso, ya sea a favor de la solución concreta o a favor de la camaradería de clase. El problema para nosotros, los "amigos de las ideologías", es saber qué está fallando. Porque yo también soy ideológico. No soy un absolutista de las ideologías, pero creo que son inexorables, y creo necesario que los ciudadanos sean capaz de pensarlas. Así que sí, me considero un "amigo de las ideologías”.
S: “No más preguntas por hoy. Tanto blablablá y tanta cicuta están empezando a hacer efecto”.
3 comentarios:
...ciertamente, la cordillera no es tan empinada ni escabrosa. Soy un continuo visitador de vuestro sitio y su sagaz y acertivo globo ocular. Que sigan brotando los demonios desde nuestras propias murallas.
Un abrazo.
Todavía tengo que pensar...El post me dejó en pausa. Por lo pronto diré que escribís muy bien. Hace poco que entré a esto de los blogs y este tipo de cosas son las que me hacen pensar que hice algo acertado.
Felicitaciones.
Grazie a ambos. Sr. Nicolaci... a raíz de tu comentario en el tema Malvinas pude visitar tu blog, el cual ha encontrado en Pentagrama de Cirros un nuevo punto de acceso, un nódulo al que aferrarse en la blogósfera infinita (cristiano: te agregué a los links)
Un saludos (con voz de Apu).
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